El adiestrador de mandriles.

El adiestrador de mandriles.
Diseño de imagen: Manolo García.

lunes, 20 de mayo de 2013

SANGRE DE MI SANGRE.




- Te enseñé todo lo que comprobé que era cierto, ¿por qué engañar a mi sangre? ¿Es que mi hacer no confirmaba mis palabras? No, creo que me anticipé a tus preguntas pensando que un día te ahorraría tiempo, un tiempo, como a mi me sucedió, que estás perdiendo ahora en un esfuerzo por ser lo que quieres, cuando aún no te conoces.

Te muestras como si hubieras olvidado y lo aprendido no se olvida, sólo puede negarse.
¿Somos acaso tan diferentes, cuando te pareces tanto a mí en los defectos que siempre quise evitarte? Quizás hice mal no ocultándotelos, mostrándome en mi totalidad. Siempre te querré por lo que eres, no por lo que reniego de mí. ¿Por qué te empeñas en devolverme lo que exilio de mi yo? Ya conozco mis debilidades, y me reflejo en ti, cuando contra mi te revelas con la furia y la ira que intenté no contagiarte.

Eres la sangre que corre caliente por mis venas, que fluye sin reposo en su anhelo vital sin contener impulsos, liberando emociones que otros sienten, a veces sin pretenderlo, pero que nutren sus existencias también.

Eres algo que nunca más dejarás de ser, y te pareces demasiado a mí: cuando te revelas, lo haces contra ti, pues ambos no podemos contener el anhelo de ser todo aquello que soñamos; y sufriremos como nadie cuando el tiempo nos separe, hemos aprendido demasiado juntos aunque no queramos aceptarlo.

Serás lo que quieras tú, pues ya has aprendido que el destino puede manipularte y no estarás dispuesto a ser juguete de su capricho.
Adelante, revélate de nuevo; y hazlo primero conmigo, soy la primera y última barrera que romper. Sé al fin tú.




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