El adiestrador de mandriles.

El adiestrador de mandriles.
Diseño de imagen: Manolo García.

martes, 19 de noviembre de 2013

LIBERTAD PARA DESARROLLARNOS.






Buscando la luz descubrimos las sombras, y quizás, la libertad auténtica sólo sea como el sueño de volar del pájaro que nace en cautividad.

La fuerza del poder radica en el miedo que infunde a las gentes sencillas, creyentes de que todos los seres se deben a su control. De igual modo, su mayor debilidad se encuentra en la soledad, cuando las mismas gentes a ella lo condenan ignorando la sumisión que el poder les impone y se sienten libres de su mandato para ser, para sentir, para realizar sus aspiraciones dentro de un mundo que aman, en el que viven para sostener sus transformaciones.

Nuestro mundo de hoy, perdido como tantas otras veces en la niebla del porvenir, necesita creer de nuevo en sus capacidades de desarrollo y madurez, aún no logradas, teniendo en cuenta las diferencias y desigualdades existentes entre los seres humanos y su entorno más inmediato; condicionado, a pesar de su desarrollo tecnológico y cultural, por los impulsos animales y las fuerzas de la naturaleza.
El reto no se ha logrado, no está caduco, sigue vigente para un modelo sostenible de humanidad.

El sometimiento de las pasiones al afianzamiento de la bondad, de la piedad en la moralidad de las relaciones humanas; el comportamiento de simbiosis y sostenibilidad del ser humano con su entorno más cercano, con el resto de los animales y de las cosas que acompañan su existir, son metas aún no alcanzadas, pero impuestas para su superación y supervivencia. 






sábado, 16 de noviembre de 2013

REFLEJOS.



En la sencillez encuentra la naturaleza el esplendor de su hermosura; y el hombre, el camino para disolverse en ella.

Quizás no exista lo que no seamos capaces de imaginar, y eso significaría que somos auténticos creadores de universos, que sin nosotros, la vida tampoco sería posible.






La razón no se tiene, se lleva; y es fácil perderla cuando con vehemencia nos aferramos a ella.

Formamos parte de un todo, somos reflejos de una unidad indivisible que es la verdad, de ahí que cada cuál la muestre como suya. Mas sin aceptar, sin comprender otros reflejos, el nuestro pierde su brillo y resulta incomprensible para los demás.










Afrontar los desafíos inminentes de nuestro futuro más próximo supone un desprendimiento de los actuales valores sociales basados en la predominancia del individuo, del desarrollo personal por encima de cualquier otro concepto, que conduce al saqueo indiscriminado de los recursos de nuestro planeta en aras de la felicidad individual, nada más contradictorio en sí mismo, pues somos seres sociales que disfrutamos en comunión y sufrimos en soledad.

Como todas las civilizaciones que a lo largo de nuestro tiempo han logrado sobrevivir, perdurar, la nuestra deberá conquistar nuevos espacios donde expandir su vitalidad; y en ese proceso, sin duda colectivo de nuevo, encontraremos la salida a nuestra fuerza creadora, incapaz de contenerse en una sociedad consumista que se engulle a sí misma.








  

martes, 12 de noviembre de 2013

MANTENERSE VIVO.





- No, no es fácil mantenerse vivo sin sobrevivir a uno mismo, a los avatares por los que atraviesa el pensamiento en su incansable inquietud por comprender y ser comprendido. 
La energía que contenemos y que quiere tomar forma a cada momento, en cada una de sus cambios y transformaciones, sólo encuentra freno y trabas a su realización, pues la decisión necesaria es coartada permanentemente por los sentimientos contradictorios, encadenados a la realidad física de las circunstancias materiales.









Desprenderse del sentimiento de propiedad que nos ata a las cosas, que impide que sintamos satisfacción por su disfrute miedosos a perderlas, a agotarlas, es imprescindible para aceptar la levedad del ser que se mece en el viento caprichoso, seguro de su final incierto.
Debemos comprender que nada se puede poseer, que somos nosotros quienes pasamos sobre las cosas y que todo permanece; sino, la felicidad que pretendemos será un espejismo que nos confundirá, evitando que disfrutemos con las maravillas que a cada momento se repiten.