El adiestrador de mandriles.

El adiestrador de mandriles.
Diseño de imagen: Manolo García.

viernes, 27 de noviembre de 2015

ENTRE LA MENTE Y LAS MANOS.












-Hay quien dice que el mundo es como es - dijeron las palabras -, que nada es posible hacer para cambiarlo a pesar de nuestros sueños de bondad, porque sólo son eso, sueños: creaciones de nuestra mente que mueren estrelladas contra la cruda realidad, tirana de los deseos.




Hay quien asegura que el ser humano siempre será sometido por sus pasiones, condenado a repetir los mismos errores. Que su condición existencial es física, lo que impide la plena realización de su espíritu, atrapado en la materia.


Y el sentir se reveló:


-El ser humano se atrinchera en el pesimismo ante la falta de respuestas a sus problemas inmediatos, de éste modo pierde la fe, la confianza en sí mismo como elemento transformador de la materia. Olvida que ha evolucionado descubriendo modos nuevos de hacerlo para cambiar el espacio y adaptarlo a sus posibilidades. Que su vida parte de la energía espiritual que anima la materia inerte, y que de sus concepciones intelectuales surgen las transformaciones en el espacio que le rodea. Que puede ser lo que imagine y emprenda si se desprende de otros deseos, pues nada puede ser todo en un instante. La realización de un sentimiento implica la ausencia de otro.


No podremos amar mientras alimentemos el odio en el corazón. Ni perdonar cuando tramemos venganzas.


Tampoco vislumbraremos un futuro mejor si nos aferramos al pasado más inmediato del que ya disfrutamos sus frutos dulces y amargos, tiempo caduco para nuestras pretensiones.


Cuando el ser humano pone en práctica los sentimientos da forma a su realidad, por lo que nada es imposible. Y para ello cuenta tanto la decisión como la elección.


Lo que ahora llamamos utopía es el germen del que resultará un tiempo nuevo de realización de la imaginación de la mente humana que todavía no alcanzan sus manos, pues aprenderemos que entre la mente y las manos se encuentra el corazón, sin cuyos impulsos sentimentales es imposible que se entiendan.








domingo, 22 de noviembre de 2015

LECCIÓN PARA UN SABIO.




El sabio, anciano y enfermo, reconoció que de nada servirían a su ego los honores de quienes no le habían conocido como hombre primero. Su ego había muerto hacía mucho tiempo en la decepción tras descubrir que no importaba a los que le acompañaban en su transcurrir por la vida, por quienes existió su pasión y su forma de sentirla, el afán por descifrar y comprender sus misterios

A punto casi de alcanzar la meta final de su existencia, nada que reprochar y todo que agradecer. ¿Qué reprochar a quienes junto a él habían compartido tiempo y circunstancias?¿Acaso no debían vivir primero, creer en sí mismos, dejarse llevar por sus sentimientos? El suyo no era más importante. Ellos le dieron un sitio a su lado en el tiempo y con su forma de sentir la vida inspiraron la suya. Era a ellos, en realidad, a quienes debía su forma de ser y lo que representaba.

¿Que no agradecer también a quienes, desde el respeto y la admiración, se congratulaban de ser depositarios de su legado? Quizás hubieran deseado caminar a su lado, ser los primeros discípulos de sus lecciones, aquellas que entonces no había aprendido. ¿Qué recompensa más grande, que el saber que otros seguirían con orgullo su estela?  
¿Cómo no rendir honor a la vida, que le había permitido llegar hasta el final con la consciencia limpia y clara para discernir las sensaciones y encajar con ellas en las circunstancias?









  

martes, 17 de noviembre de 2015

OPINIÓN PÚBLICA Y PODER.






La opinión pública es la base sobre la que se asienta y sostiene el poder en cualquier civilización evolucionada. Sin una opinión publica mayoritariamente favorable cualquier liderazgo se resiente y resquebraja con el tiempo, por mucho que trate de imponerse. Por eso es muy importante para el poder mantenerla bajo su tutela de forma que pueda influir en ella en todo momento, anticipándose a su evolución para manejarla a su favor y perpetuarse.
El control de la información es la herramienta que permite a las minorías dirigentes decantar en un sentido u otro, según convenga, las corrientes de opinión que se derivan de las noticias que se suceden, de cuya transcendencia son últimos y primeros responsables, por lo que el manejo de la desinformación - de las verdades a medias y las mentiras encubiertas de falsa moralidad - se hace necesario.
Vivimos, como siempre, un cambio de era donde los adelantos tecnológicos nos abocan de nuevo a la confrontación y a la guerra, pues lo que debería ser de todos, unos pocos intentan acapararlo por separado provocando que la evolución de las sociedades que hoy componen el género humano sucedan a destiempo, con los subsiguientes conflictos entre ellas por alcanzar un mismo nivel. 
La implantación de los adelantos tecnológicos y de la calidad de vida que conllevan está basada en el comercio, de modo que las sociedades más pobres no pueden alcanzar el mismo estado de bienestar, y para conseguirlo se endeudan por generaciones empeñando sus recursos más básicos. Al final, la desesperación absoluta por la deuda impagable que los sume en la esclavitud de la pobreza, les conduce a la guerra inevitablemente.
Las sociedades más avanzadas, imbuidas en corrientes de opinión perfectamente encauzadas en sus intereses por las poderosas minorías, son arrastradas hacia el conflicto en la medida que también son expoliadas por la arbitrariedad y la corrupción de sus dirigentes, pagando los excesos del sistema con todas sus consecuencias.
Es por lo que se hace necesario un despertar en la conciencia colectiva adormilada en el confort, confundida por la desinformación interesada manejada por los poderosos, que se sirven de ella para proteger sus intereses y mantener su estatus.
Una opinión pública dividida, que no sabe a que carta quedarse, que camino debe tomar, está desposeída de voluntad y carece de poder para revelarse contra la injusticia. En ella los miedos anidan pronto y las gentes se hacen sumisas y manejables, fáciles de conducir al matadero.
La guerra es un principio de involución, una vuelta atrás, y deberíamos rebelarnos siempre contra ella. Es el juego peligroso de los poderosos para hacer que todo cambie mientras ellos siguen siendo lo mismo.
Desconectarnos de la manipulación de su desinformación, de modas y propagandas, haría que comenzáramos a perder el miedo a las amenazas del poder endógeno y manipulador y nos ayudaría a centrarnos en la denuncia colectiva motivada por lo que consideramos injusto y falso - qué más injusto y falso que la guerra -; y devolvería el poder que manejan al sentir de las gentes, a quien se debe y corresponde. Gentes que sólo quieren vivir en paz.