El adiestrador de mandriles.

El adiestrador de mandriles.
Diseño de imagen: Manolo García.

martes, 30 de abril de 2013

PORQUE ME AMÓ Y NO SUPE DESPEDIRME.





- Me has buscado todo el día, ¿acaso pensaste que no pasaría a despedirme? ¿Porqué, si te debo tanto? Al fin y al cabo eres ahora, y siempre serás, parte de lo que no olvidaré jamás, y aunque nuestro momento no haya sido el mejor posible, has permanecido a mi lado. ¿Por qué has dudado de mí al final, si yo no he cambiado? Nunca te escondí nada, nada más había.
Yo sabía de ti lo que no quisiste mostrarme para no perderme. Fui advertido a tiempo, pero siempre te respeté, incluso cuando era más evidente tu provocación y mi alma se debatía en la amistad imposible.

Quizás no debimos apurar esta última copa, quedan pocos locales para acoger nuestro momento de pasión. Sólo tú puedes desvelar las sospechas, sólo tú puedes mostrarte como eres, nadie luchará por tu anhelo.
Después de todo, ¿qué importa ya, si hemos sido felices hasta ahora? Era la única manera; se habría estropeado antes de empezar. Cada instante de estos días lo hemos exhalado juntos y eso debería bastarnos. Podemos saber cuándo empieza una relación, pero no cuándo termina. No me esperaba un final así, creí que serías fuerte hasta el último momento.

Llueve a cántaros y debo irme. Levántate de mis piernas y deja de llorar, pareces una mujer. Por favor, déjame, no me des tu dirección, no quiero verte más. He sido tu amigo, no tu amante. Nunca imagine que el amor pudiera herirme tanto. Creo que un día podré perdonarte, pero ahora vete; baja del coche y entra en tu portal antes de empaparte. Sigue diluviando y debo emprender el viaje que me sacará al fin de aquí.


domingo, 28 de abril de 2013

CORAZONES ADOLESCENTES




Verano, agosto tal vez. La noche y su luna, llena y hermosa como siempre; dueña absoluta de un cielo limpio, inmenso, radiante de infinitas estrellas. Horizonte perfecto que no pretende separar los elementos, sino unirlos, continuarlos. Relieve de suaves ondulaciones que transmiten placer, sensualidad a la mirada expectante y curiosa.

Somos cuatro, después del agobio de la masa "discotequera" mutante del fin de semana.
Hemos colmado los pulmones y rebosado nuestros estómagos, faltos de solidez, llenos de alcohol. Los poros excitados de la piel han respirado el humo que se ha tragado  al aire y los oídos han levitado en el ruido.
El bochorno de la movida urbana nocturna nos ha devuelto a salvo como siempre; mejor dicho, como de costumbre. La oportunidad a pasado y la prueba terminó. Somos felices y estamos en paz con nuestros deseos.

Disfrutamos ahora del reposo que nos es necesario antes de volver a casa. La danza salvaje, sin final aparente, con la que hemos puesto a prueba una vez más a todos y cada uno de los músculos de nuestros cuerpos jóvenes, rebosantes de apasionada vida, concluyó al fin.

Sentados en en el coche contemplamos el momento, como tantas otras veces, buscado y conseguido, mientras devoramos dos melones dulcísimos, refrescados por la madrugada; víctimas necesarias de las energías derrochadas y bálsamo para el sueño cercano.
Dos de los mejores ejemplares de este melonar que cada madrugada de domingo atracamos con las mejores intenciones, y que representa las "tablas" primeras del escenario que siempre nos acoge y dónde siempre nos sentimos bien.

Sigue sonando Rock, pero esta vez del que nos gusta y mucho más bajito. Las canciones están grabadas en nuestras mentes, enamoradas realmente.



sábado, 27 de abril de 2013

MONÓLOGO PÓSTUMO.





- Vamos padre; vayamos por aquí.
Hace frío, ¿verdad? Al menos no llueve. Lo que molesta es el viento, que viene helado; y para ti, que no matas el frío en todo el día...Pero debemos aprovechar estos ratos de sobremesa para pasear. El invierno es malo y largo, y estos días que se le escapan no estaría bien desperdiciarlos.

- ¿Aquel pueblecito? Es la Aldea. Por esa carretera vinimos, ¿te acuerdas? 
Sí, sí; aquella es la fábrica donde trabajaba. Nos fastidiaron bien, sobre todo a mí, que sin nada vine y sin nada me quedé.
Pero aquí ha nacido mi hijo y es donde quiero quedarme. Realmente mi vida ha comenzado en este lugar;antes estuve en otros, pero no entendía nada, no sabía compartir ni amar, estaba perdiendo la fe y no tenía ilusión.
Después de estos cuatro años he aprendido a luchar, y aunque no tengo trabajo, ya ves, ahora te tengo a ti; y creo, estoy seguro, que a los dos nos hará bien. Siempre me decías que hay un Dios que espera allá donde vamos. Pues ahora tu has venido para estar hasta el final conmigo, y en mi casa también habita Dios.



- ¿Qué tal, vas bien? Hoy te encuentro mejor, ¿no es cierto? Ves, tienes que animarte; todo pasa, hasta lo que nunca queremos que llegue. Inténtalo con todas tus fuerzas y no le temas.
Dirige tú la lucha, no dejes que se te adelante. Hazlo tuyo, no seas su esclavo.
Tú quieres vivir. Lo se porque me lo has dicho siempre: "cuando la vida se ansía con vehemencia se vive intensamente".
Supongo que será difícil vivir sentenciado, mas, ¿qué quieres que te diga? No sabes cuál sera la hora, nadie lo sabe y esa es la única verdad.
Perdóname padre. Me siento nuevo y extraño dándote consejos; pero creo que es mi deber y quiero que sepas lo que pienso.

- Pero mira, ¿qué te parecen los campos? Están buenos ¿verdad? Aunque si no llueve pronto se "irán a varas". Este viento áspero es lo peor de todo, se lleva las nubes cargadas de agua y reseca la tierra.
Pero no te preocupes, pronto el viento del oeste entrara templando el ambiente y ya veras, ya verás como llueve y el frío se va unos días.



Posdata.

A todos los enfermos terminales y a los familiares que conviven a su lado. 

viernes, 26 de abril de 2013

DEL PORQUÉ DE MIS PASOS.



- Elegí lo desconocido para romper con aquello que hirió mi alma, para que nadie se sintiera responsable de mi destino incierto.
Y me fui lejos, dejándome llevar por el impulso del yo auténtico que aún se mantenía vivo tras la catástrofe que arrolló mi vida, y que necesitaba renacer en una tierra nueva donde no fuera perseguido por las sombras de aquel otro yo que nunca deseé, que me resultó impuesto por el rastro de las acciones erráticas de mi decisión equivocada.



Vislumbre otro horizonte en la tierra que acogió mi morada y me esforcé por echar raíces como árbol que se trasplanta en tierra virgen, pues no quería volver a ser nube de atardecer.

No me arrastró la vida en su corriente, antes debí reencontrar su cauce para dejarme llevar en el momento necesario, siempre propicio.
Mas fue doloroso recomenzar, como siempre después de una derrota; pero había aprendido la lección, sabía lo que me jugaba y volqué mi fe en el ser que anhelaba con todas las fuerzas de mi joven corazón. Nada impediría que mi firme voluntad cambiara, al fin sería yo el único responsable de mi existencia.




Mi vida creció como crecen las ramas en los árboles jóvenes: frescas, llenas vida en forma de preciosas hojas que visten su talle altivo, resultado de la luz que las anima.

Y como buen jardinero me esmeré podando el árbol de mi vida, salvando todo aquello que más amaba para devolver vida a la vida. Después lo cultivé, lo aboné y lo regué profundamente con el agua fresca de mi corazón puro.

Aún mi árbol crece orgulloso de sus raíces y siente cómo el viento vital lo mece desde su tallo hasta lo más alto de su copa.


  

jueves, 11 de abril de 2013

SENSIBILIDAD Y SENSIBLERÍA.





- Del ser vital surge la sensibilidad, facultad intrínseca de la vida. La materia inerte no muestra sensibilidad.
El sentimiento es el resultado físico de la sensibilidad conductora de la existencia, que nos enseña a distinguir nuestras percepciones y a orientarnos en el transcurrir del tiempo que atravesamos buscando dimensiones nuevas de vida.

La sensibilidad nos hace fuertes, pues nos ayuda a comprender para aceptar las cosas como son, no como nuestras ambiciones desean que sean.




Hay quien esconde sus miedos fingiendo emociones que no siente y exagerando sentimientos que no distingue. A esto se llama sensiblería, un error grave de nuestra sociedad opulenta y decadente, que envuelve en papel de regalo el mal de su confusionismo, de su falta de sensibilidad real, creyendo que así sera conjurado.

La sensibilidad  todo contempla, nada deja de lado; cada estado, cada forma, cada modo y condición queda expuesta a su intento de comprensión. No se puede comprender lo claro sin lo oscuro, lo duro sin lo blando, lo grande sin lo pequeño.
Sólo la desviación de la observación sensible de nuestras percepciones hace que nos perdamos en las simas de la duda y que todo lo confundamos.
Cuando sin comprender tomamos posición por unas cosas frente a otras, nos estamos apartando de la auténtica sensibilidad mostrándonos incomprensibles para los demás.



miércoles, 3 de abril de 2013

DEFINE TU SER.



- Buscando hallar su destino echó a andar, y tras largo tiempo de camino en soledad, a sus espaldas creyó reconocer una voz que lo llamaba por su nombre. Se volvió seguro de reencontrarse con quien esperaba, pero nadie seguía sus pasos.
Dudó un momento, mientras sus ojos contemplaban las huellas de su andar solitario y en sus oídos se retenía aún el eco de aquella voz, que parecía disolverse en un remolino de viento cálido que jugaba con el polvo del camino.

Sintió desazón en su corazón por haberse fiado. ¿Cómo había estado tan seguro de que era a él a quien aquella voz llamaba?¿Acaso no abandonó todo lo que conocía para encontrarse solo frente a su ser? ¿ No había jurado no mirar nunca hacia atrás para romper con las ataduras del pasado, al que consideraba un aprendizaje de su camino?

Se dio cuenta entonces de la fragilidad de sus convencimientos y de cómo los sentimientos, más primarios y arraigados al ser, se imponían de nuevo.
Y era un error grave, pues contaba con ello, con la tentación del ego huérfano en soledad.
Había sido débil en la primera oportunidad, suponiendo que era a él a quien llamaban; creyendo que su viaje era lo suficiente importante como para que otros siguieran su estela: había descubierto la vanidad en sí mismo.


   
Emprendió su camino hacía el horizonte lejano que le servía de guía, reflexionando ahora sobre la importancia de lo aprendido; sobre la fuerza de los deseos frente a la voluntad olvidadiza del ser inconsciente, por definir, el ser que trataba de descubrir en su viaje. Pero no se desanimó, pues ahora conocía más a aquel que había dejado de buscar en las cosas para buscar en su interior aquello que aún no comprendía, y que por vez primera reconocía reflejándose en su misma naturaleza.