El adiestrador de mandriles.

El adiestrador de mandriles.
Diseño de imagen: Manolo García.

jueves, 31 de enero de 2019

CONVERSIÓN.





Desoladas regresaron a su ser las palabras para decir:

Los sentimientos se entremezclan con las creencias para postularse como principios invariables que conducen al enfrentamiento en las relaciones entre próximos e íntimos, verdades incontestables que ponen límites y levantan barreras infranqueables al amor y a la amistad, transformando las palabras en armas afiladas al calor de la disputa surgida en la misma complicidad y cercanía.
Me pregunto como puedo llegar al corazón de quienes amo sin agredir su orgullo, sin socavar sus sentimientos, para convencerlos de que la verdad que conozco nace de la bondad de los seres y crece en la esperanza que depositan en la vida que los contiene.

Y el sentir se reveló:

Las palabras en sí mismas carecen de valor. Sin hechos que las acompañen nada son. Los hechos dan cuenta de su veracidad o de su engaño y en ellos encuentran aceptación o rechazo. 
No pretendas convencer con tus argumentos, utilízalos sólo para explicar el sentir de la verdad y acompáñalos con el ejemplo de tu actitud. El convencimiento es algo que se produce en el ámbito estrictamente personal, íntimo. Es uno mismo quien se convence después de una profunda transformación, de una conversión a otra escala de pensamiento. Tus palabras deben ser, únicamente, el vehículo que puede hacerlo posible.
Y con ellas procura ser siempre quien se defiende, no quien ataca, que no tengas que sentir la culpa de haber faltado al respeto el primero, pues aunque consigas vencer, nunca convencerás de ese modo y tu verdad habrá fracasado.  

















jueves, 10 de enero de 2019

LUCHA.







La vida también es lucha - reveló el sentir -. Ineludible, indispensable para la supervivencia del ser. Lucha que libra en el ancho campo de batalla de sus contradicciones por lo que ama de su naturaleza y contra lo que no soporta de ella; por sus cualidades frente a sus defectos; por todo lo que anhelan sus facultades y que limitan las circunstancias adversas; por lo que quiere del mundo frente a lo que éste le exige.
Lucha, porque de no hacerlo perece indefenso ante la realidad abrumadora y aplastante de un mundo de seres en fricción permanente por cambiar sus destinos, que con sus transformaciones alimentan a la vida, donde al final se disuelven irremisiblemente. Lucha mientras le acompañan las fuerzas suficientes, pues sabe que cuando cese en su empeño concluirá su existencia.
La vida también es lucha en el ser. Ineludible, indispensable para su supervivencia.