El adiestrador de mandriles.

El adiestrador de mandriles.
Diseño de imagen: Manolo García.

miércoles, 27 de febrero de 2019

FORASTERO.







-Cada vez que tus ojos miran para otro lado cuando los míos los buscan, y tus palabras rehuyen mi saludo si nos cruzamos, consigues que me sienta forastero en la tierra que juntos habitamos.

Cuando tu espalda es un muro infranqueable para mi pecho, que ansía del tuyo su latido y su calor, y te muestras ante otros indiferente conmigo, como si no me necesitaras igual que yo te necesito, aún me siento forastero a tu lado.

¿Qué puedo hacer, después de tanto tiempo, para que me tengas presente y podamos mirar juntos al futuro compasivo que esperamos?

Trasplanté el árbol de mi vida en tu tierra. De la suya lo arranqué hasta con las raíces más viejas, no quería que un viento fuerte lo derribara antes de que hubiese arraigado con fuerza. Y te dejé los frutos de mis logros, que hoy contigo comparto aunque tú no quieras tomarlos, igual que mis fracasos. Todo lo hice por amor, entregado por completo a una esperanza, la de una vida entera a tu lado.

Y por eso, cuando te miro y finges no darte cuenta, cuando esquivas mis palabras y evitas un mismo espacio, cuando ignoras si soy feliz o sufro, si me quejo o callo, por eso haces que me sienta como la primera vez,  forastero y muy extraño.











martes, 12 de febrero de 2019

EL TRATAMIENTO.







Entre los que me conocen bien hay quienes me llaman Don, y si jamás obtuve diploma para merecer tal tratamiento, será porque aprecian la palabra con que la vida dotó a mi pensamiento para conquistar el alma de mis semejantes. 
Otros me dicen señor, pues aunque nada poseo y de mí nada depende, nada le debo al mundo como él tampoco a mí, lo que me convierte en dueño y señor de mis decisiones. Y por eso me admiran y me sienten señor también de sus corazones.
Y hasta marqués me llega alguno a nombrar, no sin cierta ironía claro, pero seguro de que, aún sin rango de nobleza, gusto de lo bello de la vida y pretendo de cada momento lo mejor sin escatimar para ello lo necesario.
Y no me molesta en absoluto que así me traten. En cualquiera de los casos no puedo dejar de estar agradecido. Estoy convencido de que lo dicen así porque es tal como me aprecian.