El adiestrador de mandriles.

El adiestrador de mandriles.
Diseño de imagen: Manolo García.

viernes, 19 de agosto de 2011

Otra de fútbol.



Inés, después de dos días infernales de calor cocinando para la celebración, aguardaba con ansiedad la llegada de los suyos. Todo estaba a punto para el momento más esperado del año, la fiesta de cumpleaños de ella y de su hermana y alma gemela, Fina.


El bochorno había cedido por fin en aquella hora próxima al final de la tarde; había sido un día horrible y fuera en la terraza comenzaba a hacer bueno, después de que el sol rojo, cegador, se escondiera tras los tejados.
Como todas las tardes "Jero", su marido, con quien llevaba casada veinte años y por quien sentía sincera devoción, regaba la multitud de plantas que acumulaba en la terraza. Era un gran amante de la jardinería, más ahora que superaba los tres años en paro; aquella afición, entre otras cosas, contenía la incipiente depresión que sufría y que los días más calurosos del año, unidos al ciclo de luna llena en que se encontraban, potenciaban con fuerza. Se sentía más inquieto de lo normal cuando esto sucedía, y los momentos de calma daban paso a los de irritación nerviosa, que a medida que el tiempo discurría le resultaban más difíciles de controlar; aquel día se encontraba especialmente irritable.


Llamaron y los perros ladraron con gran alboroto como siempre lo hacían, corriendo por toda la casa desde donde se encontraran en dirección a la puerta, en donde esperaban sin reprimir sus ladridos hasta que alguien abría y los reprendía.


- Vamos majos, ya esta bien -. Dijo Inés sonriendo a Fina, que junto con Víctor su marido y su adolescente hijo Javier, entraron en la casa un tanto sofocados por el contraste de temperatura que se notaba al bajar del coche, mientras sacaban de éste todas las cosas que traían para el cumpleaños
- No sabes como hace - le contestó Fina - menudo calor.
- Dímelo a mí - dijo Inés, que aún no había abandonado el empleo del abanico desde que dejara la cocina.
- ¿Jero? - Preguntó Víctor.
- Está fuera, regando las plantas. - Le dijo Inés.
Víctor salió fuera, a la terraza enorme de la casa, casi tan grande como ésta.
- Buenas tardes ¿Que hacemos? - preguntó Víctor.
- Pues ya lo ves - advirtió Jero, que sujetando la manguera del agua en un soporte ideado para ella, la dejó regando sola -, con este calor es imprescindible. Bueno, ¿y qué tal Víctor?
- Bien todo, menos este calor que ha retornado de pronto.
- Ya lo comentamos la última vez que nos vimos: sin él no se iba a pasar el verano. ¿Quieres que te sirva algo?
- Están preparando un café las mujeres.


Al momento salieron ellas con el café y unos dulces en una bandeja, se sentaron y comenzaron a hablar.


- Mama, nos vamos a dar una vuelta - dijo Paula, la hija pequeña de Inés y Jero, que junto con su primo Javier se disponía a pasar el rato antes de la cena -; volveremos pronto.
- ¡ A ver eh ! - le dijo Inés -. Y no tardéis. En cuanto lleguen vuestros tíos cenaremos.
- No te preocupes... estaremos aquí a la hora -  contestó -.
- Déjalos que salgan un poco - dijo su hermana Fina -. Este mío me tiene harta. ¿ Tu te crees que ahora que quedan veinte días tan sólo para que se acaben sus vacaciones me pide el cuaderno de actividades de inglés ? Bueno mira, me tiene harta. Toda la semana buscándolo por las librerías y al final Víctor ha tenido que pedirlo por Internet, que es el único sitio donde lo tenían. Así que nos ha costado veintitrés euros, en vez de dieciocho que valía.
- ¡Joer con el cuadernillo!- soltó Inés -. Yo ya no le compro nada de eso, ¿para qué?
- Y es que además, ya ves, veintitrés eurazos; pero como se lo ha mandado el profesor a todos y tienen que entregarlo a la vuelta de vacaciones ¿qué haces?
- Y si lo piensas bien - dijo Víctor - no resulta tan caro, teniendo en cuenta las vueltas que hemos tenido que dar para no encontrarlo y las molestias. Lo pides desde casa y te lo ponen en ella al día siguiente.
- Mirado así - advirtió Jero -; mas no deja de ser caro para el provecho que sacan de ello. Pienso que todo ese dinero que invertimos en ellos es dinero tirado, del que sólo las editoriales sacan partido. Creo que el gran presupuesto que el estado dedica en libros de texto es para sostenerlas a ellas, mientras estas mismas grandes compañías no hacen lo mismo con sus creativos, los auténticos protagonistas de la cultura escrita, a quienes explotan y tiranizan en la gran mayoría de los casos. Como tampoco estoy de acuerdo con un sistema educativo que mantiene la enseñanza obligatoria hasta los dieciséis años, cuando casi la totalidad de sus beneficiarios a esa edad sólo tratan de pasar el tiempo, no de formarse correctamente como personas. Estamos sosteniendo escuelas para vagos, para individuos que nada más les interesa disponer pronto de un presupuesto personal para gastarlo en artículos de consumo.
- Sí que es verdad, sí - continuó Víctor -, pero es el modelo imperante, ¿ de qué otra manera pueden trabajar los dos cónyuges para soportar tantos gastos como se generan hoy en día ?
- Nuestros padres - dijo Jero - trabajaron más que nosotros y tuvieron el triple de hijos; no les quedó otra que introducirlos a ellos en su mismo plan de vida, haciéndonos responsables de las tareas de casa y de los trabajos fuera; en nada nos hicieron de menos, al contrario, espabilábamos antes y del mismo modo echábamos a volar. Ahora no se van de casa ni aunque los eches. Pero claro, donde van a ir que mejor estén, si hasta mandan tanto como nosotros en algunos casos y no hay capricho que les falte.


En ese momento llamaron a la puerta y los perros salieron corriendo hacia ella ladrando de nuevo. Inés se levantó para abrir.


- Cambiemos de tema - dijo Víctor -, tal vez sean Jorge y Luisa con los chicos. Ya sabes como está con lo de la nena: este año le han quedado seis, aparte de las amonestaciones que ha tenido y la falsificación de las notas, donde les tomo bien el pelo ocultándoles aquellas y haciéndoles creer que éstas eran todas sobresalientes.


- ¡Hola! - Dijo Luisa, que traía en brazos su bebé, hermoso y sonriente, un primor de niño.
- ¿Qué hacéis? Buenas tardes - continuó Jorge que entraba precedido de su hija Carla, quien casi al tiempo preguntó a su tía Fina por sus primos.
- Se han ido al parque - observó Inés -; vete hasta allí si quieres. Seguro que están con las amigas de Paula.
Carla salió disparada mientras Jorge y Luisa se sentaban a la mesa bajo la gran sombrilla que aún no había sido cerrada. Todos tuvieron palabras de alago con el peque, que siempre llevaba en la boca una hermosa sonrisa, como si hubiera nacido riendo.


- No os esperábamos tan pronto, pensábamos que tal vez  estuvieras de caza, Jorge - dijo Fina -; lo comentamos antes Inés y yo.
- Empieza mañana - contestó Jorge -. Todos los años se abre la media veda por la Virgen de Agosto.


Jero se levantó entonces para cortar el riego y después se acercó a la nevera parra coger una botella de vino que tenía preparada para la ocasión, y unos vasos. Luego regresó a la mesa y descorchó la botella. Sirvió un poco de vino en cada vaso y luego dio un sorbo del suyo.


- Fantástico - dijo -; inconfundible el sabor del "Ribera".
- Hombre, como nuestro tinto no hay otro - respondió Víctor -; además está fresquito, y con este calor que ha hecho es lo propio.


La noche cayó con el primer vaso y la temperatura se tornó ideal. Los chicos comenzaron a regresar, el primero Daniel con su novia Ester, después los demás. Las mujeres se metieron dentro para preparar la comida y empezaron a poner la mesa. Paula le pidió a su padre que sacara fuera la radio, comenzaban a retransmitir el partido de fútbol más importante de la pretemporada entre los dos grandes equipos nacionales. Paula como buena forofa "culé" no quería perderse ningún detalle durante la cena, pero Jero, a quien no le llamaba especialmente el deporte rey, y no gustaba de estropear una agradable velada con su tertulia de sobremesa por los estridentes y mareantes comentarios de los especialistas deportivos, le dijo que de eso nada, que era el cumpleaños de las tías y que para ello estaba la televisión, sin tener en cuenta ni acordarse de que Jorge su cuñado era un auténtico forofo del Real Madrid, y le hubiese gustado no sólo ya lo de la radio, sino que Jero tuviera puesto en la terraza un pequeño televisor para poder ver el partido, el cuál era más importante para él que el cumpleaños de sus hermanas. Más tarde Jero recordaría el día de la final del mundial que la selección española gano en Sudáfrica. Aquel día sus cuñados celebraron el bautizo del pequeño. Su padre lo había preparado todo para ver el espectáculo, que se convirtió en el motivo central de la fiesta dejando en un segundo plano el objeto principal, que era su hijo y la invitación de los familiares y amigos. 






- ¡ Buah.. está riquísimo ! - observó Jero sobre el vino que estaban degustando -. Es una lástima que me hayan prohibido beberlo.
- ¿ Y eso por qué ? -. Le preguntó Jorge.
- Llevo casi dos años de tratamiento con antidepresivos.
- No lo sabía. Claro, como casi no nos vemos...
- Pues sí - continuó Jero -; hace ya dos veranos que sin saber cómo me arreó un sopapo que me dejó medio lelo. Al principio pensé que había sido un susto del corazón, pero resultó ser de cabeza. No se, tanto tiempo parado me debe haber hecho mella.


Las mujeres salieron con la comida y las bebidas y todos comenzaron a cenar. Uno de los principales motivos de atención fue el pequeño, con su alegría y simpatía y con un apetito que no hacía ascos a nada. Todos rieron varias veces con sus ocurrencias.


- ¿ Te sirvo vino Luisa ? - le preguntó Jero.
- No, gracias.
- Antes si te gustaban un par de vinitos - insistió Jero.
- Sí, pero tampoco me sentaba bien y tuve que dejarlo.
- Bien, en ese caso... - Y sirvió al resto de los adultos.


La cena transcurrió con normalidad. Después entre todos recogieron la mesa y los chicos se acercaron al salón para ver por la tele el partido que los dos grandes equipos disputaban para ir calentando el próximo campeonato de liga. Sin poder evitarlo, y aprovechando el intermedio entre la cena y el postre, Jorge se fue también al salón. Víctor y Jero quedaron solos por un tiempo.


- Vaya noche más buena que se ha quedado, se está aquí de maravilla -. Dijo Víctor.
- La verdad es que sí - reafirmó Jero -; está haciendo mejor que en Julio. Parece increíble, pero hasta los refranes a veces fallan; ya sabes lo que dicen: "en agosto refresca el rostro". Pero está claro, el mundo no sería lo que es si no existieran las excepciones. 
- Bueno - continuó Víctor - tendré que fumarme este otro purillo en otra ocasión, lo había traído para ti.
- Pues no; es demasiado pronto para darse una confianza como ésta; supongo que después de intentarlo tantas veces pensaste que sería incapaz, pero ya lo ves, lo conseguí.
- Sí, eso pensé. Bueno no se ha perdido nada, todo lo contrario; me alegra que lo hayas conseguido.
- Gracias Víctor -. En ese momento regresaba Jorge a la terraza.
- ¿Qué tal?¿Quién gana? - le preguntó Jero.
- De momento no han marcado - contestó éste -, haber que pasa esta temporada.
- Primero tendrán que empezarla - intervino Jero -; tengo entendido que hay convocatoria de huelga para las dos primeras jornadas.
- ¡Sí macho! - continuó Jorge - Ya veremos como acaba todo. Por un lado está bien; es que hay un montón de clubes que no pagan a sus jugadores.
- No pagan a los jugadores ni a hacienda - siguió Jero -; y eso es lo primero que deberían hacer.
- Los grandes si que pagan - advirtió Jorge - el problema está con los pequeños.
- Más deben los grandes, que tras convertirse en sociedades anónimas escondieron su deuda con el fisco - le contestó Jero -. Pero los pequeños tuvieron que endeudarse aún más para poder hacerlo y cumplir con la ley.


- El Real Madrid y el Barça están al día con las cuentas - le replico Jorge - son otros diecisiete equipos los que no cumplen.
- ¡Hombre, no me digas! No me creo nada -. La conversación comenzó a entrar en un terreno de confrontación en el cuál Víctor se mantenía al margen de la mejor manera posible.
- Pues lee los periódicos, ¿o es que no los lees?
- No creo nada de lo que dicen los periódicos. Su credibilidad es tan baja que ya no venden ni regalando las películas que promocionan. Ahora lo regalan por Internet y ni con esas; sólo les leen asiduamente los políticos para ver que ponen de ellos y si se corresponde con lo que pagan para que sobrevivan. Eso sí, la prensa deportiva y la del corazón siguen siendo rentables, lo que no se si será por las verdades que cuentan.
- La culpa de como está el fútbol se debe a la barbaridad que   cobran las estrellas.
- Vaya, ahora tienen ellos la culpa; y después se nos cae la baba cuando oímos el valor de sus fichajes. Me gustaría saber cuanto cobran en realidad, lo que se llevan sus directivos y lo que calla hacienda. Al fin y al cabo ellos son los que dan el espectáculo y quienes se forran son sus directivos.
- ¿Qué sus directivos, serán los clubes?



- Y quienes dirigen los clubes, ¿o no se forró el presidente del Real Madrid con la especulación de los terrenos para la construcción de la ciudad deportiva, además de construirla su empresa?
- Bueno, lo que tu digas.
- No lo que tú y el resto de forofos digáis, que es lo que os cuentan los periódicos que asiduamente exprimís, al igual que los apartados deportivos de los medios audiovisuales, que siguen, incluso aumentan día a día su tiempo y su espacio. Como que tenemos la mejor liga del mundo. ¿Como es eso si ya sabemos de antemano que sólo dos equipos pueden alcanzar el título de liga, porqué el resto irán a años luz?
Hace tiempo aprendí que si los fichajes  no fueran tan elevados, que si las estrellas cobraran un triste sueldo como otro trabajador cualquiera, nadie pagaría todos los domingos tanto dinero por verlos correr en pantalón corto detrás de un balón. Y que eso es un gran negocio para los estados, no por el dinero que sacan de ello, sino por tener tan bien entretenida a la población, sobre todo cuando más susceptible sería que un día se revelasen contra ellos, en fin de semana, cuando hasta quien disfruta de un trabajo estable descansa y tiene tiempo para otras cosas.
- Bueno, bueno, a cuenta de lo que ganan están las cosas como están.
- Ya, por eso los bancos desembolsan lo que sea para que compren jugadores en los peores momentos de la crisis, cuando le han negado el pan y la sal al resto del mundo.
- Ah, ¿es por eso la crisis que sufrimos? Dime.
- Dímelo tu; a ver ¿por qué es?
- Muy sencillo, esta crisis que tenemos se debe a lo de siempre, a que la gente no quiere trabajar.
- ¿Cómo dices, que cinco millones de parados no queremos trabajar? Pero bueno, ¿sabes bien lo que estás diciendo?
- El otro día han estado cogiendo gente para la campaña de la fresa.
- Coño, ¿ cómo te has enterado y no has dicho nada, que sabes que llevo tiempo sin trabajar?
- Y se yo que querías trabajar.
- Hombre Jorge, me has negado hasta la posibilidad de valorarlo.
- Yo te digo que trabajo hay, y que cuando no se tiene otra cosa no se puede despreciar nada, si hay que ir a recoger patatas se va.
- Bueno...
- Mira Jorge, estoy seguro de que en mi sector soy el mejor profesional que hay en la ciudad - intervino Víctor -, pero tengo grandes dudas; si ahora fracasara la empresa en la que llevo trabajando los últimos años, no estoy seguro de que en otro sitio me dieran trabajo.
- Te digo que trabajo hay, lo que sucede es que la gente pasa de trabajar.
- Es increíble lo que estoy oyendo; somos ya casi cinco millones de vagos mantenidos por el estado ¿no?
- Yo no te he llamado vago - dijo Jorge-.
- Como que no; a mí y a otros cuatro millones largos más.
- Ya ha habido otra fuerte crisis antes y yo nunca he estado en el paro.
- Y te crees que es porqué eres mejor que nadie. Mira, yo he  sido un número uno donde quiera que he estado, y han sido muchos y variados los trabajos que he realizado teniendo antes que ir de puerta en puerta para solicitarlos, cosa que tú no sabes lo que significa, pues nunca te has visto en falta. Pero cabría preguntarte por qué.
Yo tengo mis nóminas bien guardadas si quieres verlas, y las empresas han pagado el máximo por mí; no sólo por mis ingresos, que todos han sido reflejados en ellas, sino por lo que han cotizado para hacienda. Enséñame las tuyas y veremos si es más del 2%  lo que pagan por ti; tal vez hasta eso te descuenten del sueldo. En mi caso pagaban hasta un 14% sobre lo convenido, y nunca he tenido que cobrar horas a parte en dinero negro, pues he cobrado por productividad y mi mujer siempre ha visto lo que he ganado, sin quedarme yo con nada.
- Bueno, bueno...
- Y te diré más, eso sin tener que tragar con todo y defendiendo los intereses de mis compañeros sin tener amigos en los sindicatos. Hasta alguna subida de convenio congelada durante años se ha pagado cuando yo he entrado a trabajar. Al empresario le vienen como anillo al dedo la gente como tú, con nóminas bajas y sobresueldos por debajo de la ley para vuestros vicios personales. De ese modo, a la hora de despedir, la gente como yo salimos caros por buenos que seamos.
- ¿Que me está llamando?
- Te estoy explicando el cómo y el porqué de las crisis, como se solucionan y quienes las pagan. Gracias a Dios yo soy un vago, pero para mi hay cosas más importantes que trabajar de cualquier manera, como la familia. Y otra cosa: trabajo a diario en mi casa; en ella, junto con tu hermana, he atendido a mis padres hasta su muerte; estoy reparando con mis manos la casa que me han dejado, gastando para bien los ahorros que hemos generado, mientras otros como tú siguen tirando tiros con pólvora ajena; y no le debo nada a nadie. Me sobra trabajo, para que te enteres, aunque me falte ahora el sueldo; y no, no te permito que en mi casa traigas discordia por haberte visto obligado a venir y no ver como quieres tu partido preferido.
- Lo que sucede es que yo iría a recoger patatas si me hiciera falta, cosa que parece que tu no estás dispuesto a hacer.
- Ya lo he hecho antes, sabes. Yo tengo mis intereses, me echo mis cuentas y veo lo que me interesa más. Y a veces es quedarme en mi casa al frente de lo mío; nunca he dependido de otros para vivir, lo que pasa que hay gente como tú que harían lo que fuera por no tener que estar en casa atendiendo a los suyos y dando cuenta a quien deben -. Jorge se levantó de la mesa y le dijo a su mujer que recogiera, que no estaba dispuesto a aguantar por más tiempo a un tipo tan sabelotodo.


 Tuvieron que esperar la tarta, las velas, el champán y las fotos. Jero prefirió luego haberse podido callar. 











miércoles, 17 de agosto de 2011

Un hombre que amaba los animales. Cap 44











-Oye Sergio - le dijo José cuando salían del salón de la casa de citas donde habían terminado la noche -.  ¿Tú conoces a ese brigada legionario?

-¿Por qué me lo preguntas?

-No me seas gallego; he preguntado yo primero.

-¡Joder macho! ¿No puedes olvidarte por un tiempo de esa obsesión? No, no le conozco.

-Me fijé en su distintivo; pertenece a la IV bandera del segundo tercio Duque de Alba, de Ceuta - replicó José ; pensé que podías conocerlo.

-Pues no, no lo conozco - afirmó Sergio -; no lo había visto antes.

-Estoy seguro que conoce a mi paisano. No se la relación que mantiene en este asunto, pero creo que se han visto recientemente y que sabe donde está destinada la compañía de Fortu.

-Bueno, ¿y qué más da? ¡Que el diablo se lo lleve! Olvídate de una vez.

-No puedo Sergio. Se la tengo jurada y no descansaré hasta que le vea donde debe estar, que es en el...- Y se mordió la lengua para no decir la última palabra.

-Puedo localizar a ese brigada e intentar que tengáis un encuentro - le dijo Sergio -; pero olvídate ahora de ello, por favor. A ver, cuéntame como te ha ido.

-Bueno, ya sabes, te he esperado pacientemente sin dar guerra; me he tomado un par de copas con Berta a mi lado y he mantenido una divertida conversación con dos lindas señoritas.

-¡Pero bueno, yo creía que... Es imposible contigo! - Le dijo Sergio -. ¿No será que estás aún sin estrenar y te da vergüenza? Porque entonces...

-No, nada de eso Sergio; pero lo que siento por Micaela impide que pueda dar mi amor a otra mujer.

-¡Vah, tonterías! ¿Que coño tiene que ver eso con disfrutar un poco de la naturaleza femenina? ¿Por qué tienes que ser tan estricto con las cosas? Estamos muy lejos de casa, sufrimos como canallas y no sabemos cuando desapareceremos. ¿Es que no se puede perdonar un pequeño desahogo?

-Yo no he dicho nada de eso - le contestó José.

-Bueno, pero eres un hombre. Como todo el mundo sentirás ganas de una mujer de vez en cuando.

-Pues claro, no estoy ciego ni "cojo" - los dos se rieron de la indirecta -; pero me aguanto. Y si la cabeza se calienta, para eso tengo aún las dos manos.

-¡Joder macho, cómo eres! Jamás he visto un tipo más frío.

-Si fuéramos todos como tú, Sergio, la tierra se recalentaría demasiado. Está todo calculado.. - Ambos rieron de nuevo -. Bueno, te tomo la palabra: quiero que localices a ese brigada y que me consigas con él una cita. Pero no lo demores  demasiado, presiento que pararemos aquí poco tiempo. Mañana Franco llegará para pasar revista a las tropas, quiere pisar la arena del Mediterráneo con sus botas. Tenemos todo el día de hoy para iniciar los preparativos de la visita. Mañana al mediodía está prevista su llegada. La tropa deberá estar a punto para entonces y bien formada. Quiero la mejor compostura de nuestros hombres y el armamento reluciente. La próxima noche quedan suspendidas las salidas del campamento, no quiero rezagados.

Llegaron al asentamiento con las primeras luces del alba. Todo se mantenía en un pulcro silencio. El "gigante" que ocupaba la playa hasta donde se perdía la vista, permanecía dormido aún. Las tímidas luces, que como un manto de velas encendidas delimitaban el cuerpo de aquel ejército, permitían distinguirlo de lejos.
Entraron en la tienda buscando café caliente, el cual hallaron sobre la vieja estufa de carbón que aún mantenía el rescoldo de la última carga.

-¿Dónde crees que nos mandarán ahora José? - Preguntó Sergio.

-No lo se. Lo más lógico sería presionar en el frente catalán y alcanzar Barcelona - le contestó José -; pero mucho me temo que Franco quiere seguir con una guerra de desgaste mientras Francia mantenga cerrada su frontera.







-Eso tengo entendido -. Dijo Vázquez, que entraba en esos momentos.

-¡Hombre Vázquez ! ¿Cómo se ha dado la noche? 

-Como siempre - se jactó -. Os he traído unos puros para los dos; y para ti José, esta pipa de tabaco. ¿Qué te parece?¿A que es divina, eh?

Era una "pipa"con cazoleta de espuma de mar, anillo de plata y boquilla de nácar. La cazoleta representaba un cazador y su perro junto a la caza cobrada; era una auténtica maravilla de origen turco.

-¿A quien se la ganaste? - le preguntó José.

-El legionario no tuvo suficiente con este trozo de metal y tuvo que empeñar lo último de valor que le quedaba. 

Vázquez había sacado de uno de sus bolsos la plancha de oro que el brigada de la Legión había empeñado en la partida y la mantenía en la palma de la mano.

-Déjame verla un momento - le pidió José -. Vázquez se la dejó  y José comenzó a examinarla. Tenía la misma forma y prácticamente el mismo peso que la que él entregara a su coronel en Fuentes de Ebro. La inscripción estaba casi borrada en su totalidad, como si la hubieran raspado con un cuchillo, pero José estaba seguro de que ambas piezas habían salido del mismo sitio y que posiblemente no fueran las únicas.

-¿Qué pasa José, habías visto antes algo parecido? - Sergio y José se miraron por un momento sin decir nada.

-No - contestó José -, nunca había visto nada igual -. Y se la  dio de nuevo a Vázquez.

-Bueno - dijo Sergio -, cuéntanos de que te has enterado por ahí -. Vázquez devolvió al bolsillo la plancha de oro y contestó:

-Creo que Yagüe ha sido suspendido temporalmente de sus funciones por discrepar y criticar la estrategia del "jefe". Han parado su avance sobre Barcelona. Franco ha decidido atacar Valencia.

-Ya te lo decía yo Sergio - dijo José -. Tal concentración de efectivos aquí no podía significar otra cosa.

-Se rumorea que la ofensiva sobre Valencia es inminente y que con su presencia aquí mañana, el "Caudillo" sólo trata de reafirmar su posición y ultimar con sus generales todos los detalles de la operación - continuó Vázquez -. Parece que se han producido graves tensiones en el Estado Mayor. Los alemanes han desaconsejado la ofensiva; en su opinión es un error ir contra Valencia teniendo Barcelona al alcance de su mano. Nadie sabe que coño se le ha metido ahora en la cabeza al gallego, pero después de lo de Yagüe, ya nadie más osa contrariarle.

-Joder con "Paquiño" - intervino Sergio -, tiene la cabeza pequeña pero dura.

-Nuestros hombres irán donde les manden - comentó José -; están llenos de euforia y aún saborean el último triunfo, pero no me gusta la idea. Valencia es ahora la capital, y de la experiencia de Madrid habrán tomado buena nota.








-Si los alemanes han desaconsejado la operación es porque tienen información fiable - dijo Sergio -; su servicio de información está resultando hasta ahora infalible. 

-Lo que te decía Sergio, le importa una mierda cuantos tengamos que morir si con ello consigue debilitar más al ejército republicano. Está aprovechando la neutralidad de Francia para apretar con fuerza el cuello de la República - concluyó José -. Pero ahora señores, eso no nos incumbe; nos espera la tropa y queda todo un largo día por delante. Ah, por cierto Vázquez, es una pipa fabulosa, gracias por acordarte de mí. Lo malo será encontrar tabaco para ella.

-Sabía que lo dirías - le contestó Vázquez -, pero aún no te había dado todo -. Y sacó una pequeña caja de madera forrada en fina piel y una "petaca" de cuero llena de tabaco.

-¡Joder Vázquez, vaya un detalle! - Comentó Sergio -. 

-Te lo agradezco de verdad camarada - le comunicó José a Vázquez -. Espero que no tengas que explicarme ahora como se usa.

-Eso si que no, nunca he fumado en pipa.

-Hay que apretar bien el tabaco, ni mucho ni poco, y encenderla lenta y pausadamente - dijo Sergio -, sin tragar el humo.
-Como sabes tú eso - le preguntó José.

-Mi padre fumaba en pipa. En casa hay toda una colección - le contestó Sergio -. Dejó alguna similar, pero como ésta no había visto ninguna; tiene que valer un "güevo".

-No tuvo suficiente con ella el brigada para su última apuesta. Todavía está en deuda conmigo - explicó Vázquez.

-¿Sabes donde está destacada su compañía? - Le pregunto José.

-Sí; a poca distancia de Benicarló, en su término municipal. Me aseguré bien de su paradero, me debe una suma nada despreciable.

-Dala por cobrada - intervino Sergio -. Los tipos como él muestran una gran fachada, pero no suelen cumplir su palabra.

-No te preocupes por ello - dijo José -; yo me encargaré de que eso no suceda.

Sonó entonces el"toque de diana", que en el ejército es como el canto del gallo en el gallinero, y el gigante dormido poco a poco comenzó a desperezarse. 


Franco disponía ahora de un impresionante ejército - casi un millón de soldados -; una máquina perfectamente engrasada por la moral elevada que proporcionaban las victorias que se sucedían una tras otra, sin dar motivo al desaliento.
Sus socios europeos pagaban bien la oportunidad que España les brindaba para controlar por el sur la entrada al continente, cualidad que suponía la posibilidad de dominar el tráfico marítimo en el Mediterráneo, algo que la Italia fascista de Mussolini pretendía desde la "campaña de Eritrea", cuando se anexionó Etiopía. Por aquel entonces era la marina mercante y de guerra inglesas quienes controlaban ese tráfico desde Gibraltar a Alejandría, y desde allí a todo el Asia menor y el África occidental a través del Canal de Suez. Desde 1875, tras comprar al gobierno egipcio - por entonces sumido en una grave crisis económica - el paquete de acciones del canal, Inglaterra aseguraba el tránsito de sus mercantes por él para enlazar con su colonia más rica, la India.
El resto del mundo suponía por entonces un gigantesco tablero colonial para las potencias europeas, los Estados Unidos y el Japón. África se encontraba dividida a golpe de escuadra y cartabón, y los procesos de independencia de sus estados controlados a merced de los intereses de estos países. Rusia hacía lo propio con los estados bálticos extendiendo también sus tentáculos sobre los países vecinos del sur. 
En España se jugaban el devenir de los acontecimientos que se sucederían después y que incendiarían de nuevo el mundo con la guerra, y Franco era consciente de la encrucijada en la que se encontraba. Ir sobre Valencia suponía para los intereses de Alemania un retraso de su estrategia, pero no quería suscitar recelo alguno sobre Inglaterra y sus socios en América; sabía que cuando terminase la guerra en España, ésta no podría nutrirse de sus paneras vacías, y que el trigo americano sería básico para soportar la dura posguerra que vendría luego. Inglaterra aseguraba este suministro al no boicotear con sus barcos de guerra los convoyes procedentes del nuevo mundo; además, igual que la vecina Francia, le estaba siguiendo el juego con su no intervención en el conflicto.



Quizás, entre otras, éstas eran las razones de peso que condicionaban su decisión de atacar Valencia, algo que sus generales no contemplaban por el deseo de terminar cuanto antes la guerra; más el astuto "Caudillo" sabía que la guerra no terminaría en España, y no quería arrastrar a ésta a una posible derrota por servir a otros intereses después de la sangre vertida ya entre hermanos. España había sido la primera potencia colonial en caerse del sistema, pero no sería la primera víctima del nuevo orden internacional que resultara del gran conflicto que se preparaba con minuciosa precisión.







domingo, 7 de agosto de 2011

El utilitario.






- Bueno Coke, que, ¿ te gusta ?.

- ¡ Joder macho, una "pasada" !

- Pues espera a que la arena se caliente y ya verás como se pone ésto.

- No si ya, ya veo el panorama.

- Buenas chavalas ¿ eh ? - les dijo el camarero, que salía en aquellos momentos de la cocina con una bandeja llena de canapés -. ¿ Qué os sirvo Jorge ?

- Un par de "cañitas" de cerveza.

- ¿Queréis probar los canapés? Los hay de roquefort con salmón y con bacalao ahumados; éstos son de "mojama de bonito y éstos otros de paté con ibéricos -. Y dejando la bandeja sobre el mostrador del chiringuito dijo:

- Marchando esas cañitas.

- Vamos coge, no te cortes Coke - le dijo Jorge -, ya verás como se lo hace Pablo en la cocina. 

Ambos cogieron un canapé y se lo metieron en la boca. Entretanto llegaron dos chicas jóvenes a la barra; venían con el agua del primer baño de la mañana humedeciendo aún sus cabellos y los cuerpos desnudos en los bikinis. Cuerpos perfectos y palpitantes de sensualidad y exuberancia, con sus carnes prietas y sus pieles doradas por el sol, tersas, pegadizas al tacto y a la vista. Entre risas y sonrisas preguntaron a Pablo por el cóctel de la mañana. Una de ellas sacó su cajetilla de tabaco del bolso escondido tras el cartel de helados de la barra y se encendió un cigarrillo.




- ¿ Está buena el agua ? - Les preguntó Jorge -. Debéis tener cuidado con ella, quiere demasiado a las chicas bonitas. 




Las dos chavalas se echaron a reír y la del cigarrillo contestó:




- También quiere a los tíos buenos, pero se ven pocos en la playa. Deben ser muy tímidos, pues siempre se esconden de ella y del sol a la sombra del chiringuito.




- Tal vez no seamos tan buenos como para no desmerecer vuestra hermosura.

- Bueno, es cuestión de probar - dijo la otra -. De lo que no se prueba no se puede hablar. 

Y de nuevo las dos se echaron a reír.

- Pablo, ponles lo que quieran y no les cobres. Me hago cargo de la cuenta.

- Gracias, pero nosotras no podemos corresponder, no hemos traído más que el dinero justo.

- Bueno mujer, no te preocupes, hay más días y más noches. 

Las dos soltaron otra vez sus risas mientras en la cara de Coke empezaban a pintarse los colores de la timidez, la sorpresa y el asombro.

- Donde habéis dejado a vuestras mujeres - dijo la segunda que también había encendido un cigarrillo -. Seguro que en el hotel haciendo las camas y preparando a los niños para la playa.

- Hoy están de mercado. Tenemos paella para todos ¿verdad Coke? Se han llevado a los chavales. Van a comprarles ropa para la playa. Así que de momento tenemos libre.

- Pues venir con nosotras a darnos un baño, el agua está increíble.

- No estaría mal, pero nos hemos venido sin los bañadores y ésta no es una playa de desnudistas.

- Seguro que a Pablo le sobran bañadores -. Dijo la primera.

- Por eso no hay problema, los tengo de todos los colores - contestó Pablo desde la despensa -; a vosotros os los regalo.

- Oh no, gracias por tu ofrecimiento Pablo - dijo Coke -, pero nosotros tenemos que irnos. Ya sabéis, nos espera un rato en la cocina y a las mujeres no les gusta que las hagamos esperar.

- Eso es cierto -. Contestó una.

- Además, como dice Jorge, puede que en otro momento...

- Bueno, puede que en otro momento estemos por aquí bañándonos - dijo la otra -. 

Las dos saborearon el último sorbo del "daikiri" que Pablo les sirviera y después de despedirse con una sonrisa complaciente en sus labios, se fueron corriendo a tomar la primera ola grande que se acercaba.

- ¿ Pero qué te pasa Coke ? No todos los días aparecen ocasiones como ésta. Disfruta el momento amigo, esto es Cádiz. Estás en la primera de sus playas, al lado del Paseo Marítimo. Olvídate por un tiempo de todo y diviértete. Estas chavalas son una oportunidad, como otra cualquiera, para ser por un tiempo enteramente feliz. Pero no las ves, son divinas y nos las estamos perdiendo.

- Déjate de líos tío; seguro que las nuestras ya nos están echando de menos. Llevamos desde las ocho por ahí y son las doce y media del mediodía.

- ¿ Es que no puedes por un momento olvidarte de las "fiebres" y de los cargantes de los chicos ?

- No puedo olvidarme el resto del año, no veo porqué debo hacerlo ahora.

- Vamos a ver - dijo Jorge -: ¿tú a que has venido aquí? A pasártelo bien y a disfrutar ¿ no ?¿ Que te crees, que a ellas no les gusta disfrutar ?

- Sí, ya lo se Jorge, pero no podemos llegar y aquí te pillo y aquí te mato. Además, hay tiempo para todo, y no creo que éste sea el mejor momento; debemos irnos.

- Eres un aguafiestas amigo, no terminarás de aprender. Las mujeres son todas iguales, cuando están a sus cosas se olvidan de nosotros y es cuando tenemos que aprovechar. Seguro que la mía está en su salsa. Ya la veo revolcando el mercadillo y haciendo felices a todos los gitanos, no creo que se quede alguno sin su ganancia. Está loca por los trapos, las peluquerías y los tratamientos de belleza, y le gusta como al que más disfrutar de la vista y que la saquen por ahí para lucirse. Y tampoco hace ascos a una buena cena y una noche en la discoteca.

- Bueno, entonces os complementáis bien; aunque no creo

que haga buenas migas con la mía - dijo Coke -, odia ir a la peluquería y sólo la he visto pintarse cuando hemos estado de boda o algo parecido. Seguro que está ya pensando porqué nos retrasamos.

- No te preocupes, es el primer día, ya se acostumbrará. En cuanto Marta la saque de compras y le enseñe los sitios que le gustan, ya verás como se desocupa de ti. Marta se conoce todo por aquí, llevamos cinco años viniendo en vacaciones.



- Me extraña que Nieves se deje deslumbrar, me ha costado mucho convencerla para venir; en los veinte años que llevamos de casados es la segunda vez que salimos fuera, y la última fue una salida de fin de semana a la montaña cuando aún eran pequeños los chicos.

- Pues sí que te quiere macho. Marta no hubiera aguantado a mi lado tres meses seguidos sin una escapada. Es inquieta, no le gusta estar mucho tiempo en el mismo sitio; por eso, además de otras razones, no hemos tenido hijos y hemos permanecido tantos años solteros. El año pasado se encapricho con casarse, dijo que todo tenía un tiempo y que era el momento de darle una alegría a la familia, ya que los hijos se los habíamos negado. Pero nada ha cambiado, seguimos haciendo la misma vida. Va a toda velocidad, es cara, lujosa como un "Mercedes".

Pero venga vamos, te voy ha invitar a un "manzanilla" y unas gambitas que vas a disfrutar -. Y salieron de la playa tras despedirse de Pablo y su chiringuito. Siguiendo la conversación que llevaban subieron al paseo marítimo, iluminado a esa hora por la luz intensa que tanto del cielo como del mar venía y que inundaba la ancha avenida y sus edificios, eternos espectadores del último horizonte; giraron a la derecha por una estrecha calle y entraron en un puesto de "pescaito frito". Jorge pidió dos manzanillas y unas gambitas a la plancha.

- Pues como te iba diciendo, tú si que tienes suerte. Yo he dejado de controlar las idas y venidas de Marta, de correr detrás de ella, es insaciable. En cambio Nieves y tu siempre estáis juntos. Aunque pienses lo contrario, a veces echo de menos una relación como la vuestra, sobre todo en esos momentos en los que la libertad que Marta y yo nos hemos dado hace que me sienta sólo.

- Nieves y yo - dijo Coke - sacrificamos todo por estar juntos, y a partir de aquel momento éste ha sido nuestro principal objetivo. No creas que ha sido fácil. La distancia enfría el amor, pero la cercanía calienta las tensiones y a veces es fácil confundir en ellas el amor y el odio.

- Sí, pero veo que a vosotros eso no os afecta.

- No lo creas, lo que si es cierto es que el amor que nos tenemos es fuerte. Ya sabes que no necesitamos más que ocho meses de noviazgo para tener hijos y casarnos, y aunque llevamos veinte años juntos, ninguno de los dos baja la guardia. No hemos disfrutado juntos del mundo hasta ahora, mas lo hemos hecho de nuestro amor, que nos ha permitido superar los desaires y las contrariedades - que no han sido pocas - de las que otras parejas hubieran escapado nada más olerlas; pero eso nos ha fortalecido como pareja, pues cada vez que vencíamos las dificultades que la vida nos traía, lo sentíamos como un éxito; y realmente así era.

Ahora disfrutamos de dos mozos que nos quieren, de quienes tenemos que escapar para que no nos controlen.

- Además es que Nieves es un tesoro - añadió Jorge -. Perdona la comparación, pero tu mujer es como un "utilitario".

- ¡ Hombre!...

- No, no me interpretes mal. Antes he comparado a Marta con un gran coche que no encuentra sentido si no lo luces a diario y al que hay que mantener como a un hijo tonto. No, tu mujer trabaja. Es como una hormiga que además le da tiempo para atender a su familia, no gasta nada para ella sola y no se pasa todo el día pendiente de modas y tonterías, de amigas, fiestas y amiguetes. Entiendo ahora que la respetes como lo haces. Eres un buen tipo Coke.

- Todos tenemos defectos Jorge, pero creo que la pareja debe estar para limar las asperezas y potenciar lo bueno de cada uno, para formar una nueva persona de la que ambos se sientan orgullosos. Nieves no es la más hermosa, pero no le hace falta maquillaje para adornar su belleza. Tampoco tiene en tan alta estima su físico como para estar todo el día atendiéndolo. Y no, para nada le gusta hacer gastos extras, pues trabaja todo el día y sabe lo que cuesta ganar el dinero con las propias manos. Si de algo se siente orgullosa es de no deber nada a nadie, de no haber dependido de otros para salir adelante. Sólo nuestro esfuerzo y trabajo han hecho posible este pequeño milagro y esto nos une más que antes. Todos tenemos una oportunidad para elegir, yo la elegí a ella y no la cambiaré por nada Jorge.

Regresaban a casa realmente cansados tras una semana agotadora de un lado a otro, al ritmo que la insaciable ansia de movimiento de Marta imponía, para lo cuál nunca sentía pereza ni cansancio por el afán de mostrar a sus amigos todos los descubrimientos de cinco años de veraneo, y las cualidades de Jorge para permanecer horas y horas conduciendo sin cansarse por un terreno que conocía como la palma de su mano:




Sanlúcar de Barrameda y Chipiona; Rota y El Puerto de Santa María; después Jerez de la Frontera y de nuevo Cádiz; más tarde San Fernando y Chipiona. El pescaito frito y el "manzanilla" por la mañana, la "morenita" de por la tarde en las bodegas y los "tablaos", y el "escoces por la noche en los patios llenos de flores y cielo y de rumor de agua. Las pacíficas playas de eterno atardecer, los puertos de pescadores y sus lonjas maravillosas; los mercados y mercadillos casi permanentes y el calor, el calor que deja desiertas las calles en las horas centrales del día y que saca a las gentes al fresco de la noche convirtiendo la oscuridad en vida, bullicio y alegría; porque en el sur se vive de noche y se descansa de día.

Todo aquello pesaba ahora en los recuerdos y en los cuerpos casi derrotados de Nieves y Coke a medida que se acercaban a la entrada de Madrid y la circulación se hacía más lenta. Coke quitó la música que llevaban escuchando un tiempo y sincronizó un programa en la radio donde varios tertulianos polemizaban sobre una de las noticias del día, por otro lado habitual durante los últimos veranos, a saber: " el índice de separaciones matrimoniales se dispara tras el periodo vacacional ". Coke no dijo nada, no quería ser presuntuoso y no tenía ganas de hablar, estaba demasiado cansado. Los tertulianos se esforzaban en no dejar ni una sola arista suelta sobre el tema que debatían, dando cada uno los razonamientos por los que creían que aquello se producía. Entre todo Coke escuchó algo que no le era ajeno, algo que había percibido recientemente, y que aunque quedó disipado ante la gran retención circulatoria que se producía en los accesos a la capital, dos meses más tarde comprobaría. Fue el primero en enterarse: Jorge - su antiguo jefe de mantenimiento industrial, desde el año anterior socio y amigo -y Marta, habían decidido separarse.