El adiestrador de mandriles.

El adiestrador de mandriles.
Diseño de imagen: Manolo García.

jueves, 21 de mayo de 2015

LA LOCURA DEL POETA.




- Escribir es desgarrarse por dentro y exponer las entrañas a los buitres - dijo el poeta-. Pero no hay pena en mí, sino locura. ¿Quien no tiene penas que contar? La cordura me ha vuelto loco y en la locura encuentro la luz que necesita mi alma oscura.

Ya no se sentir la vida sin dolor, aunque me refugie en la realidad fingida que me rodea y busque la felicidad insospechada, aquella que cura el cuerpo flagelado por el látigo de la sensatez.

Claman por revelar su verdad las voces encerradas en el silencio del inconsciente. Por ser entregadas al aire como polen fecundo para la nueva floración.
Palabras que materializan sentimientos indefinidos, que revelan formas nuevas imposibles de otro modo.
Palabras para encadenar al yo que se escapa con el tiempo dejando sólo recuerdos que pronto se olvidarán. Para dejar constancia de la existencia inmaterial que acompaña al ser en su gravitación física.

Escribir es morir para la realidad mientras se vive en la ficción que se revela. Es donar vida a la vida y para ello es necesario morir. Porque vida y muerte no se pueden separar, son estados de la existencia.







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