El adiestrador de mandriles.

El adiestrador de mandriles.
Diseño de imagen: Manolo García.

martes, 31 de enero de 2017

CONFUSIÓN.






-¿Por qué se engaña el género humano? - Dijeron las palabras -. ¿Por qué se aferra a lo pernicioso de su conducta para negar la parte de bondad que contiene?
Oigo hablar a los hombres desengañados de los hombres, incrédulos de su valor, sintiéndose responsables de las catástrofes de su tiempo y enemigos del mundo. Hombres que han abandonado sus creencias y han mantenido sus supersticiones.

-En el ser humano se contiene la esencia de la vida suprema, inteligente, que tiene memoria y trasciende al tiempo y al espacio - afirmo el sentir-, y ya en la molécula primera existe la dualidad que condicionará su comportamiento.

Se confunde gravemente el ser humano dudando de sus capacidades creativas y renovadoras de la existencia, afirmándose en la superstición de sus defectos. Con ello no aprende de su experimentación material y sólo obtiene temor al porvenir. Y el temor es un sentimiento que le impide crecer, desarrollarse en plenitud vital.

El temor se encuentra en la base del código natural de dominio de unos seres sobre otros, y en su evolución, el humano no ha logrado superarlo aún, por lo que también en él prevalece la ley natural. En esta superación radica su esperanza de supervivencia en el universo material.

Evoluciona permanentemente el ser a caballo entre la experimentación y el resultado obtenido, no existiendo otro concepto de aprendizaje además de la contemplación pasiva. La equivocación es herramienta para el conocimiento. Aprender en positivo de las equivocaciones que provocan las acciones es alcanzar un grado más de consciencia. Dudar de la otra parte que contiene el ser, la parte más beneficiosa para su especie y el mundo que habita, es vivir en la irrealidad que difícilmente se cumple.










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