El adiestrador de mandriles.

El adiestrador de mandriles.
Diseño de imagen: Manolo García.

viernes, 24 de noviembre de 2017

HASTA EL FINAL.







-No, nada que temer, hermano. Mi existencia es lo suficientemente larga como para sentirme satisfecho de muchas cosas y harto de otras tantas. Ya no es tiempo de cambiar y tampoco lo deseo. Llevo la vida a mi manera convencido de que otro no podría hacerlo como yo, por eso nada que reprochar al tiempo pasado ni al que vendrá, conozco el sabor dulce del placer y los amargos fracasos cosechados por el abandono de la consciencia.
Nada le debo y nada me debe ella a mí, pues si de la vida tomé lo que amaba, también se lo llevó después.
Tampoco puedo perder, pues ya nada está en juego. Jugué como supe mis cartas en su partida y me libré de perder demasiado, de perderme a mi mismo. Ahora miro desde fuera y sólo espero que su juego me distraiga hasta el final.
Estoy preparado, esta vez no necesitaré equipaje. Cuando me vaya lo haré desnudo, igual que la vida me alumbró.
Y mientras tanto no me sentiré solo, pues coseché familia y amistades que comparten mi tiempo y se preocupan por mí. Por eso nada temo, hermano. Las cosas vienen igual que se van, lo mismo que los hombres. Hay quienes nunca han tenido una segunda oportunidad; otros, afortunados como yo, no la necesitamos; ninguna circunstancia fue capaz de doblegar nuestra voluntad de ser como quisimos y mostrarnos como tal. El destino que elegí se ha cumplido y mi ser se encuentra en paz, sosegado, predispuesto a sentir del mismo modo que siempre, sin remordimientos, hasta el final.
No te preocupes por mí, hermano. Yo no lo hago demasiado.







lunes, 13 de noviembre de 2017

LAS DUDAS DEL PORVENIR.






-No, no tengo las respuestas. Puede que mi comprensión pretenda lo infinito, pero mi conocimiento está limitado como todos por la brevedad de la experimentación física.
Creí que la curiosidad del niño, hija de la inexperiencia, desaparecería con el transcurrir de los años y que las dudas se tornarían por certezas; pero el paso del tiempo, que me concedió algunas respuestas, trajo también más preguntas, pues el descubrimiento de las razones alimentó mi curiosidad y desde entonces todo cuestiona. Sólo estoy seguro de la pequeñez de mi saber, incapaz de dar respuesta a las incógnitas que a cada momento plantea mi razonamiento, que corre contra reloj en el universo del tiempo donde sólo es un instante apenas reconocible.
Hoy mis decisiones no son más libres que otras veces y suponen el mismo desafío para la personalidad, que a pesar del conocimiento acumulado con la experiencia no está segura de los resultados, pues nada es igual al resto y todo ocupa un tiempo irrepetible y un espacio propio, insustituible. De nada serviría mi experiencia si debiera nacer de nuevo. Mi saber es un ignorante ávido del conocimiento que le libre de la inseguridad de las dudas del porvenir.








miércoles, 8 de noviembre de 2017

MI CATEDRAL.






No existe lo más grande ni lo más pequeño - se dijo -; ambos extremos no tienen principio ni final, sólo límites en nuestra percepción. 
De lo pequeño surge lo grande repitiendo sin cesar el mismo patrón a una escala diferente, confirmando así la eternidad de las cosas. De ahí que todo contenga la misma importancia, independientemente de su tamaño.
Por eso, nunca más dudaré de la cualidad de mi pequeñez para transformarse en algo grande. 
Con la constancia lograré los triunfos que pretende mi voluntad, que colocaré paciente uno a uno para realizar sueños. La impaciencia no marcará mis pasos, ni el desaliento de lo errado encadenará mi ánimo con la pereza, enemiga de la vida y contraria al ritmo de sus transformaciones. Y paso a paso, piedra a piedra construiré mi catedral, mi gran obra. Lo más sólida que sea capaz, lo más bella que pueda imaginar; para que perdure en el tiempo y sea admirada.
Todo el camino andado hasta ahora, el esfuerzo empleado en su definición, y hasta el tiempo consumido por las dudas de su realización, han sido necesarios. No desfalleceré cuando las circunstancias dificulten su progreso y siempre estaré dispuesto a proseguir cuando el tiempo juegue a favor. Mi obra superará mi pequeñez y mi alma alcanzará su eternidad.