-La supervivencia es partida obligada que se juega con naipes marcados por el destino - dijeron las palabras -. En ella se apuestan deseos y ambiciones con créditos de tiempo que limita la muerte, que es banca que siempre gana y a todos los seres iguala en favor de la vida, único motivo del juego.
Mira bien lo que llevo y dime que puedo hacer. He sobrevivido airoso hasta ahora a pesar de los triunfos escasos, pero quedan por jugar las bazas más importantes y no estoy seguro.
Y el sentir reveló:
-No entres al envite de los diamantes, ni quieras al juego de las picas. No presumas de lo que careces. Tu fuerza son el as de tréboles y la reina de corazones. La salud y el amor te mantienen en el juego. No pierdas tu reina dejándote llevar por la pasión ni desperdicies tu as en ambiciones que no te pertenecen. Has demostrado sobrevivir sin necesitar más cartas que las que te entregó la fortuna y ahora es momento decisivo para sacar partido a tu jugada.
Se firme, no por más experiencia menos tentación de alcanzar lo inalcanzable: la realización plena de los deseos.
En el juego se gana y se pierde, difícil poseer todos los triunfos más de un instante. El cambio, factor que se encuentra en la naturaleza de todas las cosas, impide las pre-valencias barajando y repartiendo constantemente cartas a nuevos jugadores para que el juego de la vida no tenga fin.
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