-Oí hablar de excesos en las dimensiones del tiempo, y de cómo afectan a la mente. Pero todavía sigo sin comprender -. Dijeron las palabras.
Y el sentir reveló:
Cuando el exceso de compromisos asumidos aparentan hacerse indefinidos en el tiempo e importan más que cualquier cosa del momento presente, perdemos la perspectiva del futuro que anhelamos y somos empujados a la depresión por la desesperanza. Esto se traduce como"exceso de pasado".
Cuando el presente se transforma en una obsesión por estar, por hacer, por ser en cada oportunidad, por consumir cualquier fracción de vida en cada instante, vivimos en estrés permanente, en continua agitación que no termina de consumarse sin saldar con el pasado reciente e hipotecar el futuro inmediato. Esto se denomina "exceso de presente".
Cuando hacemos que recaigan en el futuro todas las esperanzas de escapar de un presente donde el pasado se prolonga, cabalgamos a lomos de la ansiedad voraz y torturadora, que no permite sosiego. Y a esto se llama "exceso de futuro".
Los excesos de las dimensiones del tiempo condicionan el funcionamiento de la mente, receptora de un caudal emocional que la desborda y que al primer punto de inflexión la paraliza, privando al ser de voluntad.
Los excesos de las dimensiones del tiempo condicionan el funcionamiento de la mente, receptora de un caudal emocional que la desborda y que al primer punto de inflexión la paraliza, privando al ser de voluntad.
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