-No, no me rendiré - dijeron las palabras al sentir, después de tanto tiempo rehuyéndolo -. No traicionaré lo que construí con la fuerza de mi mente y la habilidad de mis manos. Seguirán mis pasos la misma dirección independiente, pues ellos me han conducido a lo que soy, a lo que tengo de mi parte, por lo que renunciaré al resto del mundo si es necesario.
Seguirán mis dedos acariciando los sueños, meciéndolos en la cuna del pensamiento hasta contemplar como abren sus ojos a la vida.
Seguiré la lucha sin desánimo, aunque se, que en la batalla contra el mundo para ser como quiero seré mi peor enemigo, por lo que no habrá tregua ni descanso. Pero no se vivir sin el fragor de sus batallas, que me mantienen vivo y alerta.
He caído tantas veces en el terreno farragoso del fracaso, como otras tantas me he levantado para continuar peleando hasta vencerlo. La lucha por conseguir mi independencia ha sido la motivación y el aliciente, y a pesar de las derrotas no pienso abandonar su senda.
Sólo me rendiré al mundo tras agotar todas las fuerzas, y aunque se que pasaré, lo haré quedando en el aire el aroma fuerte de mi esencia, que son mis palabras. Y al final del avatar de mi vida ésa será mi victoria póstuma, consumar el destino que pretendo.
No traicionaré lo que construí con la fuerza de mi mente, con la habilidad de mis manos, con la pasión de mi deseo. Seguiré adelante, y me da igual si el mundo crece o se empequeñece, pues sólo tengo un tiempo para sentir que también para él soy importante.
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