El adiestrador de mandriles.

El adiestrador de mandriles.
Diseño de imagen: Manolo García.

martes, 23 de febrero de 2021

HACIA EL FUTURO TANGIBLE.

 

 




El sentir se reveló en las palabras:

-Llegué a entender que todo estaba inventado, todo creado, pues comprendí que las cosas cambian para permanecer, para ser lo mismo. Pero al tiempo razoné, que lo que me quedaba por descubrir era inabarcable. Mi conocimiento de las cosas y sus metamorfosis eran como un instante en la eternidad.

Intuí que el futuro no se vislumbra si no se comprende el presente, y que sólo el tiempo pasado es su referencia verdadera. Que quien obvia el pasado que precedió su existencia vive sin comprender su momento, y se condena a revivir en su futuro el pasado que no quiso reconocer.

No es sencillo comprender cuando el ansia de satisfacción conduce a la experimentación constante. Cuando los hábitos se convierten en tiranos de la voluntad. Cuando las costumbres se refugian en la pereza y la conveniencia. 

Azotados por los vientos tempestuosos de los cambios, los nuestros son tiempos de incertidumbre, de inseguridad, de miedo al porvenir. Tiempos, en los que todo aquello que dimos por válido, ponemos ahora en cuestión. Cuando la adaptación se ha convertido en sinónimo de sumisión al sistema tirano y cruel y la rebeldía se postula como único camino de evolución posible. Son tiempos de agitación de masas, de posicionamientos individuales derivados al comportamiento del grupo, que ante el temor se agolpa primero, para saltar en estampida y precipitarse al vacío luego. 

Es por ello que se hace imperativo el sosiego que conduce a la reflexión necesaria que permite comprender que todo está creado, inventado. Pues las cosas se transforman para permanecer y sólo nuestra resistencia a sus cambios hace vulnerable nuestra existencia. 

Somos resultado de los cambios e inductores de los mismos, y nuestra renovación resulta de utilizar su fuerza para tomar impulso hacia el futuro tangible.




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