Invocaron de nuevo las palabras al sentir diciendo:
- ¿ Y nuestro sufrimiento ? ¿ Qué debemos hacer, podremos eliminarlo ? Y el sentir reveló:
- No eliminaremos nunca del todo nuestro dolor, y menos, cuanto más a él nos resistamos. Sólo la aceptación nos permitirá sobrellevarlo.
Pero no debemos trasmitirlo, pues lo convertiremos en angustia para quienes nos rodean. Quejarnos cuando sufrimos, aunque lo que busquemos sea consuelo, no hace más que multiplicar nuestro dolor hasta el límite de hacérselo sentir a los demás de una forma más dolorosa, puesto que es un dolor impropio, y no por eso desaparece en nosotros ni se reduce; al contrario, renace con más fuerza empujado por la culpa que sentimos.