Son los colores de la luz, que en vida se transforman.
Son fragancias que se acercan con la brisa recogiéndose en los rincones.
Son formas precisas, preciosas, sin prisas.
Sutiles provocadoras de ingrávidas sensaciones.
Talismanes para el desamor y la nostalgia,
que en su contemplación, el extraviado sentir reforman.
Son motivos de canciones, de nobles pensamientos,
que susurramos al silencio convirtiendo en oraciones.
Con ellas nos presentamos, celebramos y nos despedimos;
no existe mejor regalo que puedan portar nuestras manos.
Promesas de continuidad,
que se materializan cada temporada.
Compañeras silenciosas de nuestro existir bullicioso.
Deseos que se realizan, sueños que se disipan en realidad.
Texturas, mixturas imposibles de otro modo;
inconscientes en su frágil perfección.
Sensualidad en estado puro, sin discreciones.
Perspectivas asimétricas de perfecta geometría.
Final del principio y principio del final del ciclo vital.
Caprichos de la naturaleza caprichosa.
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