El adiestrador de mandriles.

El adiestrador de mandriles.
Diseño de imagen: Manolo García.

sábado, 14 de septiembre de 2013

SI NO ES AMOR ¿QUE TE PUEDO DAR?






- ¿Que más puedo darte para curar tu mal que no sean mis palabras cargadas de comprensión, hinchadas de consuelo y repletas de verdad? - Reveló el sentir -. ¿Qué más puedo darte, sino mi amor?

- Tengo miedo - revelaron las palabras -. Tiempo hace que no saboreo el alimento del amor y mi mundo se derrumba sin que yo pueda evitarlo.
Y siento dolor del hambre que castiga mi cuerpo y no puedo remediar. Dolor que ahora trago en soledad como un amante traicionado, abandonado cuando más fuerte es mi necesidad. Quizás el amor verdadero no fue el que desterró mi desengaño, y ahora me confundo en el odio y la desesperación.

- El amor verdadero no se puede definir - irrumpió el sentir -, pero realmente compensa tanto dolor, pues siempre al final triunfa; el resto es la mortificante derrota del mal que siempre emprende la guerra, guerra que sabe perdida de antemano y por lo que no debería iniciarla, pero en ella encuentra su sentido. La batalla interior que libramos nos impide realizar nuestros sueños y sofocar las necesidades, tiranizando para ello los deseos que sentimos, casi siempre sin comprender porqué.





- Si por necesidad me desprendo de mis deseos, de aquello que añoré y por lo que di mi tiempo, me invade la angustia y me abandona el sueño, y mis días son desasosiego - exclamaron las palabras-. Me atormenta pensar en mañana pues el hoy me aturde y me parece un milagro de mal gusto, caprichoso quizás de mi destino fatal. ¿Qué es el amor para mi, cuando tanto necesito?
Me río del amor y me regocijo en el odio, que resulta mi consuelo; consuelo devastador de mi alma.

- Cuánto más fuerte y prolongado es el dolor, más reconfortable y vital es el alivio del amor cuando llega - replicó el sentir -. Siempre lo hace, cuando siendo fiel a él se sabe esperar.
Somos nosotros quienes ponemos límites a nuestras vidas, a nuestras sensaciones, percepciones no identificadas, no comprendidas, por lo que esperar no nos resulta transigente e intentamos adelantarnos al porvenir.
Pero no existen límites para el amor verdadero, aquel que todo comprende y que acepta como propio e intransferible.
Las dificultades de las necesidades que genera nuestro existir, nuestro continuar, no vencen al amor, pues sólo dentro de él se encuentra el principio y el final de las cosas.
Aferrarse al amor es aliviar el dolor. El odio, el resentimiento, nada más producen dolor. Si eres fuerte, pues aún no te ha abandonado el amor por la vida que te trajo hasta aquí, sabrás que no es fácil creer en nosotros mismos cuando el mundo nos contradice. Pero es en nuestra creencia donde se encuentra nuestra fuerza. El desaliento es el arma más fuerte conque cuenta el mal, que como el amor, surge en nuestros corazones, pues uno sin el otro no tendrían sentido.
Sal fuera de ti, abandona la lucha que mantienes en tu interior; el mundo está lleno de maravillas que se materializarán en tus manos. Sólo tienes que creer en ello con todas tus fuerzas.



     
  

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