El adiestrador de mandriles.

El adiestrador de mandriles.
Diseño de imagen: Manolo García.

martes, 7 de enero de 2014

EL MUNDO SUPERFICIAL.







Reconocer el mundo superficial, y aceptarlo, es hallar el medio en el que descansa nuestra naturaleza.

Cuanto menos nos distinguimos, cuanto más nos disolvemos en la superficialidad de las cosas, más nos destacamos; como se destaca entre la yerba que crece alta y que se mece con el viento, en suaves ondulaciones, el lirio que abre su flor temprana y perfecta. Como se distingue la amapola sencilla y delicada en la soledad del campo verde, sembrado de espigas.

No destaca la amapola en compañía, sino el manto que crea en el terreno baldío, donde agarra la semilla.  No destaca el lirio que con otros forma macizo en la orilla del río, junto al sauce.

Ser conscientes de nuestra altura, de nuestra particularidad y cualidad, no nos hace distintos si no es para aportar un matiz que distingue al tono general.





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