El adiestrador de mandriles.

El adiestrador de mandriles.
Diseño de imagen: Manolo García.

martes, 17 de noviembre de 2015

OPINIÓN PÚBLICA Y PODER.






La opinión pública es la base sobre la que se asienta y sostiene el poder en cualquier civilización evolucionada. Sin una opinión publica mayoritariamente favorable cualquier liderazgo se resiente y resquebraja con el tiempo, por mucho que trate de imponerse. Por eso es muy importante para el poder mantenerla bajo su tutela de forma que pueda influir en ella en todo momento, anticipándose a su evolución para manejarla a su favor y perpetuarse.
El control de la información es la herramienta que permite a las minorías dirigentes decantar en un sentido u otro, según convenga, las corrientes de opinión que se derivan de las noticias que se suceden, de cuya transcendencia son últimos y primeros responsables, por lo que el manejo de la desinformación - de las verdades a medias y las mentiras encubiertas de falsa moralidad - se hace necesario.
Vivimos, como siempre, un cambio de era donde los adelantos tecnológicos nos abocan de nuevo a la confrontación y a la guerra, pues lo que debería ser de todos, unos pocos intentan acapararlo por separado provocando que la evolución de las sociedades que hoy componen el género humano sucedan a destiempo, con los subsiguientes conflictos entre ellas por alcanzar un mismo nivel. 
La implantación de los adelantos tecnológicos y de la calidad de vida que conllevan está basada en el comercio, de modo que las sociedades más pobres no pueden alcanzar el mismo estado de bienestar, y para conseguirlo se endeudan por generaciones empeñando sus recursos más básicos. Al final, la desesperación absoluta por la deuda impagable que los sume en la esclavitud de la pobreza, les conduce a la guerra inevitablemente.
Las sociedades más avanzadas, imbuidas en corrientes de opinión perfectamente encauzadas en sus intereses por las poderosas minorías, son arrastradas hacia el conflicto en la medida que también son expoliadas por la arbitrariedad y la corrupción de sus dirigentes, pagando los excesos del sistema con todas sus consecuencias.
Es por lo que se hace necesario un despertar en la conciencia colectiva adormilada en el confort, confundida por la desinformación interesada manejada por los poderosos, que se sirven de ella para proteger sus intereses y mantener su estatus.
Una opinión pública dividida, que no sabe a que carta quedarse, que camino debe tomar, está desposeída de voluntad y carece de poder para revelarse contra la injusticia. En ella los miedos anidan pronto y las gentes se hacen sumisas y manejables, fáciles de conducir al matadero.
La guerra es un principio de involución, una vuelta atrás, y deberíamos rebelarnos siempre contra ella. Es el juego peligroso de los poderosos para hacer que todo cambie mientras ellos siguen siendo lo mismo.
Desconectarnos de la manipulación de su desinformación, de modas y propagandas, haría que comenzáramos a perder el miedo a las amenazas del poder endógeno y manipulador y nos ayudaría a centrarnos en la denuncia colectiva motivada por lo que consideramos injusto y falso - qué más injusto y falso que la guerra -; y devolvería el poder que manejan al sentir de las gentes, a quien se debe y corresponde. Gentes que sólo quieren vivir en paz.




No hay comentarios: