-Buscas la soledad como perro maltratado y te recluyes en ti mismo como nunca antes. Tú, descubridor incansable de emociones, amante de la vida como nadie, aprendiz de su armonía y eterno luchador en sus batallas. ¿Que ha ocurrido en ti para verte postrado ante sus contradicciones?¿Que ha cambiado para mostrarte indefenso, vulnerable a sus augurios? - Preguntaron llenas de compasión las palabras.
Y el sentir se reveló:
-He empleado mucho tiempo, muchas ganas y fuerzas por conocerme, y lo he conseguido. Pero en mi conocimiento también he descubierto a los que están cerca de mí, y cuan distinto soy a ellos.
Creí que conocerme ayudaría a la estabilidad de mis emociones para emprender al fin el camino en plena consciencia del ser, pero nunca imaginé cuanto dependía de ellos todo: mi forma de ser de su forma de ser; mi modo de entender la vida, de la suya; mis deseos y necesidades, de sus deseos y necesidades.
Ahora me encuentro en la mayor encrucijada de mi vida, varado en el pozo de las dudas como nunca antes, como jamás imaginé.
En soledad calmo mi ansia por ser lo que descubrí y que tanto amo, esperando el momento de serenidad que me permita encontrar la decisión adecuada. En este instante la contradicción me lo impide.
No quiero sufrir la limitación, la amputación de mi realización personal por quienes no me comprenden, por quienes no son como yo, pero tampoco quiero que mi decisión de hacer realidad mi deseo les haga sufrir, porque les amo.
Creí por un momento tener el destino en mis manos, olvidando que nadie es libre del suyo.
Pensé que había llegado a conocer la teoría de la vida, pero reconozco que no soy el maestro experimentado que puede ponerla en práctica con éxito.
Seguiré esperando el momento oportuno, el viento favorable que me lleve al mar de serenidad que necesita mi alma. No tengo otra elección. Cualquier otra cosa sería dilapidar todo lo alcanzado, para lo que empleé mi vida entera.
Y el sentir se reveló:
-He empleado mucho tiempo, muchas ganas y fuerzas por conocerme, y lo he conseguido. Pero en mi conocimiento también he descubierto a los que están cerca de mí, y cuan distinto soy a ellos.
Creí que conocerme ayudaría a la estabilidad de mis emociones para emprender al fin el camino en plena consciencia del ser, pero nunca imaginé cuanto dependía de ellos todo: mi forma de ser de su forma de ser; mi modo de entender la vida, de la suya; mis deseos y necesidades, de sus deseos y necesidades.
Ahora me encuentro en la mayor encrucijada de mi vida, varado en el pozo de las dudas como nunca antes, como jamás imaginé.
En soledad calmo mi ansia por ser lo que descubrí y que tanto amo, esperando el momento de serenidad que me permita encontrar la decisión adecuada. En este instante la contradicción me lo impide.
No quiero sufrir la limitación, la amputación de mi realización personal por quienes no me comprenden, por quienes no son como yo, pero tampoco quiero que mi decisión de hacer realidad mi deseo les haga sufrir, porque les amo.
Creí por un momento tener el destino en mis manos, olvidando que nadie es libre del suyo.
Pensé que había llegado a conocer la teoría de la vida, pero reconozco que no soy el maestro experimentado que puede ponerla en práctica con éxito.
Seguiré esperando el momento oportuno, el viento favorable que me lleve al mar de serenidad que necesita mi alma. No tengo otra elección. Cualquier otra cosa sería dilapidar todo lo alcanzado, para lo que empleé mi vida entera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario