El adiestrador de mandriles.

El adiestrador de mandriles.
Diseño de imagen: Manolo García.

martes, 28 de abril de 2009

SUEÑO DE LIBERTAD.



































- Pero dime si seré libre cuando nos separemos. Si habré encontrado el camino irreversible de la libertad; sin volver a dudar, sin echar más la vista atrás.


Y el sentir dio un respiro al aire antes de revelarse de nuevo, dejando suspendida en la atmósfera que respiraban una duda. Se imponía un tiempo de reflexión, un espacio donde acomodarse. Cesó la brisa y se iluminó la mañana, y el sentir exhaló su aliento para revelarse en la calma.


- Abre la puerta de la jaula de tu "Canario", que ha nacido en cautividad y ha crecido acostumbrado a tus cuidados y atenciones, y volará aunque no haya aprendido antes, sin saber donde le llevarán sus alas. Morirá seguramente antes de llegar más allá del final del jardín, pero no dudará un instante en elegir. No desperdiciará su única oportunidad de traspasar la puerta de su celda; sin mirar atrás, sin aprovisionarse siquiera. Así de alto es el precio que pagamos a menudo por una idea.


Cuando por un instante se despreocupa de nosotros la naturaleza nos sentimos libres, capaces de decidir seguros nuestro destino, aunque en realidad sólo respiramos el deseo de libertad, que no la libertad verdadera. Igual que el canario en su jaula, ignoramos que la puerta quedó abierta por un descuido, y que el impulso de volar otros mundos sin fronteras que nos limiten es sólo eso, un impulso. Posiblemente el más bello de todos.


No existen mundos sin limitaciones, y también nosotros somos límites de nuestro mundo. Nunca nuestra decisión será libre porque previamente algo la motivará, y por ello será una decisión condicionada.


Sólo existe una parcela donde realmente somos libres, donde nuestra decisión no está condicionada. Es el amor, que no conoce impedimentos ni fronteras, ni cadenas que puedan atar la voluntad. Porque el amor es libre realmente: nadie ni nada puede impedirnos amar.






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