El adiestrador de mandriles.

El adiestrador de mandriles.
Diseño de imagen: Manolo García.

jueves, 10 de febrero de 2011

El adiestrador de mandriles.


































- Nuestro anhelo por lo eterno nos ha llevado como siempre fuera del mundo que conocemos a descubrir otros mundos, otras formas de vida para hacerlas también nuestras. Hemos salido al espacio exterior como lo hicieron los primeros marineros que se adentraron en el mar, en medio de la inmensidad que todo lo abarca. Y como el primer hombre, que comprendió que lo era cuando oyó el primer sonido que reconoció como propio, la primera palabra, lanzamos las nuestras a las puertas del universo esperando que un día retornen hechas carne. Igual que aquella que se encontraron sus ojos y que reconoció como suya el hombre primario, el animal primitivo al cual su instinto lo llevó a buscar entre todos los ruidos, todos los sonidos de la naturaleza para reconocer su voz en otro ser. 








Y por un momento cesó el sentir esperando el retorno de las palabras:








- Reconocemos que somos la especie superior, pero nos negamos a creer que seamos la elegida, sin reflexionar sobre la verdad de que, el pasado que conocemos, el presente que sentimos y el futuro que anhelamos, surgen de la memoria y de las creencias del hombre, de su vitalidad y de su fuerza creadora, de su emotividad y su deseo de descanso.
El espíritu del corazón humano da su llama a la hoguera de la vida para que ésta nunca cese y se renueve. La vida no tendría sentido sin nosotros, somos el último eslabón de la cadena que no cesa de girar sobre el plato y el piñón; somos, el eslabón de enlace de un mecanismo mucho mayor del que formamos parte, pero que sin nuestra presencia no existiría.












  

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