El adiestrador de mandriles.

El adiestrador de mandriles.
Diseño de imagen: Manolo García.

domingo, 5 de junio de 2011

El adiestrador de mandriles.



Y de nuevo preguntaron las palabras al sentir; y preguntaron por los pecados, inseguras como estaban de sus faltas.
Y el sentir se reveló:


- Todos cometemos errores. Como decían los antiguos, "hasta los escribanos hacen borrones". Mas éstos no son nuestros pecados.

Aún provocando el mismo daño en los demás, no repercutirá igual en quien lo cometa de forma involuntaria, inconsciente, que en quien lo haga deliberadamente; en sus conciencias se producirá un arrepentimiento o un afianzamiento de su decisión equivocada.




La negativa a reconocer nuestras faltas, nuestros errores y equivocaciones, es el germen de los pecados personales, de cada uno; y no es el resultado de una acción, sino de la continuidad de nuestra forma de actuar a lo largo del tiempo.
La rectificación es necesaria para reconducir una trayectoria que se desvía. Si buscamos escusas a nuestros errores y vemos en otros el motivo de nuestras equivocaciones, no rectificaremos, no nos arrepentiremos del daño que hemos producido y continuaremos por esa linea hasta estigmatizar nuestra personalidad con una tendencia constante, que con el paso del tiempo, cuando todo lo hayamos perdido, hundirá nuestra alma en un infierno personal del que nada ni nadie podrá rescatarnos.


El afianzamiento de nuestra personalidad siempre está sometido al riesgo que supone decidir. Si miramos nuestro yo como eje central sobre el cuál todo gira, no veremos fallos en nuestra conducta, más bien dificultades que no hemos conseguido superar, y esto nos llevará a cometer los mismos errores de nuevo.


Nuestros pecados son la cesión de nuestra personalidad a sus debilidades, que con el paso del tiempo se irá afianzando hipotecando nuestra alma, y cuya deuda nadie querrá comprar.


No hay pecados grandes ni pequeños, sólo pecados; y nadie ni nada podrá pagarlos en éste mundo ni en otro, mas que quien  los cometa; en lo más hondo de su sentimiento,mientras dure su consciencia.





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