- Testigos de mi deambular nocturno son mis pasos en la noche iluminada. Amigos sigilosos de mi cavilar bullicioso.
Y en el silencio buscado, aquel que todo lo escucha, la pregunta sin resolver luchando por definirse mientras el frío de la noche libera la presión de la mente torturada.
- Y en el desengaño - continuaron las palabras - nace la respuesta que me he negado a aceptar: es más fácil creer en Dios que en los hombres.
- Dios renace en el corazón solitario como la semilla en campo cultivado - afirmo el sentir-. Aquel que se aparte del humano ruido encontrará la respuesta que busca en él, el refugio y la fuerza que le falta.
Más, será duro el camino solitario que en adelante recorrerá, ya que sólo el descanso de su fatiga será su felicidad, y apartado su camino de los otros, recorrerá el terreno yermo que lo separa de aquello que persigue, sin que nadie reconozca su sacrificio.
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