-Como un necio que ignora otras razones que no sean sus deseos, busqué la felicidad por el camino del conocimiento. Pero sólo decepción y desánimo recogí después de cada descubrimiento de mi ferviente curiosidad, pues encontré mi mente desnuda y me sentí solo ante la realidad cambiante - dijeron las palabras -. Hoy vengo a preguntarte de que sirve la sabiduría entonces, si no logra la felicidad que pretende.Y el sentir se reveló:El conocimiento es la memoria de la experiencia acumulada con el tiempo, un camino arduo donde la ilusión y la sorpresa tropiezan a menudo con la frustración y el desengaño. La sabiduría resulta de la contemplación y la aceptación de la realidad cambiante de las cosas sin tomar partido por ninguna - lo que significaría debilidad frente a los deseos propios, que no tardarían en entrar en conflicto con otros ajenos -; y sólo pretende la serenidad necesaria para participar de la armonía que las hace posible.La felicidad depende del acierto en las decisiones que las circunstancias requieren en cada momento, para lo cual la sabiduría en el mejor aliado. Mas, la felicidad es una dimensión sumamente inestable en la naturaleza del ser, el cual debe su realidad a los permanentes cambios de estado a los que las circunstancias le condicionan. Por ello que la sabiduría no persigue la felicidad, sino la armonía con el resto de las cosas.La felicidad es para el ser como un río subterráneo que aparece y desaparece constantemente en su camino, en la misma medida que es capaz de permanecer o no en armonía con todo aquello que le rodea, sin pre-valencias que produzcan alteraciones.