El adiestrador de mandriles.

El adiestrador de mandriles.
Diseño de imagen: Manolo García.

domingo, 22 de marzo de 2009

NO ME LLAMES AMOR TODAVÍA.





















Dime cual es la puerta que cierra tu mundo y la derribaré. Dime qué hace tus días oscuros y tus noches blancas y yo me fundiré en tus días para iluminarlos, cubriendo en las noches con mi cuerpo tus ojos, agotados por el cansancio que no les permite la calma. Mis manos recorrerán tu cuerpo dolorido, atenazado por la falta de sosiego, como un bálsamo regenerador. Y besaré tu piel perfecta y clara hasta que cese tu dolor.


Escalaré el muro que separa nuestro amor, pues nada es lo suficientemente grande para impedir que te ame. Negaré mi vida para darte una nueva, que sólo a ti y a mi pertenezca. Y la tendrás seguro, pues en nosotros ya no se contiene. Desafiaré al destino y derramaré mis ilusiones ante ti. Te descubriré lo eterno y nuestro sueño de amor no envejecerá.































Pero no me llames amor, todavía no lo merezco y nada te he demostrado aún. Momentos malos vendrán y el respeto mutuo se pondrá en guardia. El desafío de nuestras decisiones nos parecerá equivocado y el desaliento hará eterna nuestra angustia. Se que habré de confundirme, sólo soy un hombre. Aprenderé seguro a tu lado porque tu amor por mi es puro y generoso, y saldremos victoriosos.

Dime cual es la puerta que abre tu interior y esperare paciente en la noche larga el alba de tu alma; y engalanado con lo mejor de mi mismo entraré en ti. Me fundiré para dar luz a tus días, y por las noches apagaré con mi cuerpo la hoguera de tus ojos cansados. 


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