El adiestrador de mandriles.

El adiestrador de mandriles.
Diseño de imagen: Manolo García.

lunes, 14 de junio de 2010

LA PROTESTA.


Y abatidas por tanta injusticia, por la impotencia y el desengaño, preguntaron las palabras al sentir por la protesta. Y el sentir se reveló:

- La protesta es necesaria para combatir la injusticia, el saqueo y la explotación de los oprimidos, de los marginados y los débiles; de los que son, aunque no tengan nada; de los que tienen que pagar por todo.

La protesta es la voz de la impotencia y del desengaño, que da respiro a los corazones asfixiados por la injusticia y la voracidad de los poderosos.

Mas, cuando nos presentamos unidos en masa ante los muros de la incomprensión y la prepotencia, nos convertimos en rebaño fácil de pastorear, fácil de manejar. Y nuestra suerte se encuentra a merced de quien nos dirige.

No necesitamos pastores; no somos un rebaño. Nuestros sentimientos pueden ser iguales, no así las necesidades, que son individuales, como requieren nuestras diferencias. Por eso no debemos comer todos de un mismo pesebre.

La protesta debe imponerse desde la individualidad primero, y será más efectiva cuanto más tiempo se prolongue. Si nos unimos para protestar sólo habrá una protesta, una voz que clame justicia; pero si esa protesta la dividimos en multitud, serán muchas las voces que se escucharán por doquier, consiguiendo la unión universal en la diversidad; que rasgará los oídos y los nervios a quienes va dirigida, que siempre son los mismos. Así, dividiendo, conseguiremos sumar y evitaremos que los poderosos, seguros de nuestro cansancio, nos puedan manejar a su antojo comprando ellos nuestra división, que entonces resultará inútil.



Hoy yo, mañana tú y al día siguiente

otro, y otro después. Y así, sucesivamente, conseguiremos con nuestras voces derribar las murallas de la nueva Jericó. 

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