Y justo aquel momento, cuando el sentir se abría a la calma tras el silencio último de las palabras, era el menos indicado para dar rienda suelta a la ansiedad que produce el regocijo por lo que sentimos ganado y seguro; por aquello que creemos nuestro mejor bien y en lo que siempre confiamos.
- Es cierto - afirmaron las palabras -. "Quien tiene un amigo tiene un tesoro".
- Así es - surgió el sentir -. El buen amigo es como el tesoro que contiene un gran cofre, que ofrece a la mano que lo abre sus riquezas.
En el corazón de un hombre caben todas las riquezas que otro pueda desear, y eso hace peligrosa la amistad.
Quien cree atesorar un amigo se confunde, la amistad no tiene dueño.
La verdadera amistad se nutre del día a día y del intercambio, y se requiere algo más sólido que un cofre para guardarla, pues crece y se afianza cuando se comparte, y se rompe como un cristal en cuanto la sentimos íntima.
No existe traición sin amistad primero, y muchas veces ésta, se basa en una traición anterior.
Por eso es verdad que quien tiene un amigo tiene un tesoro que tratara de guardar como tal para que no se lo roben. Entonces no podrá lucir sus joyas, ni disfrutará de todas sus riquezas; y para ello más valdría hundirlo en las profundidades del mar, para que nunca más pueda traicionar a otros corazones.
Por eso es verdad que quien tiene un amigo tiene un tesoro que tratara de guardar como tal para que no se lo roben. Entonces no podrá lucir sus joyas, ni disfrutará de todas sus riquezas; y para ello más valdría hundirlo en las profundidades del mar, para que nunca más pueda traicionar a otros corazones.
Dedicado a un amigo verdadero, por desconocido. Porque me dio lo único que podía darme y ahora lo comparto con otros amigos que aún no conozco.
Gracias por tu caridad amigo. Eres grande, pues siendo tan pobre te regalas cada día al mundo, y éste agradecido, se viste también de ti cada mañana.
"Farruquito"
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