- Progreso y prosperidad surgen de la colaboración en pos del bien común. Y del credo de que cualquier posibilidad de vida es real y positiva si se favorece su desarrollo y se vigila y controla su evolución en aras de la colectividad - dejó escapar el sentir -. Y para ello es necesario sólo una norma; básica, única e indivisible, capaz de aglomerar sentimientos y aunar voluntades en un proyecto común. El exceso de normas provoca digresiones que nos apartan del objetivo necesario y fomentan individualidades que socavan el proceso evolutivo de la colectividad.
La norma clave que posibilita la colectividad es la obediencia. Mas ésta, no puede ser impuesta, sino aceptada; no puede ser ciega, sino consciente e incorruptible.
Para ello la colectividad necesita un sentido intemporal, no caduco; como la vida misma que no cesa, que se renueva. Un sentimiento que nutre las generaciones posibilitando su relevo de una forma siempre positiva y transformadora, rompiendo la constante de la vida hipotecada de antemano. Este sentimiento es el amor, algo mucho más sutil y perfecto, más transformador y real que cualquier promesa de bienestar.
Incluso los hombres más solitarios, antiguos y nuevos anacoretas, fundaron colectividades de silencio y oración; y sólo el amor salvó sus diferencias.
La norma clave que posibilita la colectividad es la obediencia. Mas ésta, no puede ser impuesta, sino aceptada; no puede ser ciega, sino consciente e incorruptible.
Para ello la colectividad necesita un sentido intemporal, no caduco; como la vida misma que no cesa, que se renueva. Un sentimiento que nutre las generaciones posibilitando su relevo de una forma siempre positiva y transformadora, rompiendo la constante de la vida hipotecada de antemano. Este sentimiento es el amor, algo mucho más sutil y perfecto, más transformador y real que cualquier promesa de bienestar.
Incluso los hombres más solitarios, antiguos y nuevos anacoretas, fundaron colectividades de silencio y oración; y sólo el amor salvó sus diferencias.
1 comentario:
Amigo mio, ¿por qué no nos leerán los políticos? Sin duda, por su alergia al aprendizaje; con el Partido, el chollo y la mesa se arreglan. ¡Qué jodidos! Deberían leerte casi todos. Pero habrás podido comprobar que un trabajo descorozonador es tratar de convender de algo a un necio" Gracias y un abrazo.
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