- Me has buscado todo el día, ¿acaso pensaste que no pasaría a despedirme? ¿Porqué, si te debo tanto? Al fin y al cabo eres ahora, y siempre serás, parte de lo que no olvidaré jamás, y aunque nuestro momento no haya sido el mejor posible, has permanecido a mi lado. ¿Por qué has dudado de mí al final, si yo no he cambiado? Nunca te escondí nada, nada más había.
Yo sabía de ti lo que no quisiste mostrarme para no perderme. Fui advertido a tiempo, pero siempre te respeté, incluso cuando era más evidente tu provocación y mi alma se debatía en la amistad imposible.
Quizás no debimos apurar esta última copa, quedan pocos locales para acoger nuestro momento de pasión. Sólo tú puedes desvelar las sospechas, sólo tú puedes mostrarte como eres, nadie luchará por tu anhelo.
Después de todo, ¿qué importa ya, si hemos sido felices hasta ahora? Era la única manera; se habría estropeado antes de empezar. Cada instante de estos días lo hemos exhalado juntos y eso debería bastarnos. Podemos saber cuándo empieza una relación, pero no cuándo termina. No me esperaba un final así, creí que serías fuerte hasta el último momento.
Llueve a cántaros y debo irme. Levántate de mis piernas y deja de llorar, pareces una mujer. Por favor, déjame, no me des tu dirección, no quiero verte más. He sido tu amigo, no tu amante. Nunca imagine que el amor pudiera herirme tanto. Creo que un día podré perdonarte, pero ahora vete; baja del coche y entra en tu portal antes de empaparte. Sigue diluviando y debo emprender el viaje que me sacará al fin de aquí.