El adiestrador de mandriles.

El adiestrador de mandriles.
Diseño de imagen: Manolo García.

martes, 7 de julio de 2015

SIN FRONTERAS.





- Desde el principio de su tiempo, el ser humano se ha visto empujado a rebasar fronteras de naturaleza salvaje para sobrevivir en otros espacios. Se ha adaptado a las condiciones mejor que cualquiera gracias a su voluntad infinita de superación, doblegando a la naturaleza con su fuerza transformadora. Mas, allí donde ha llegado un hombre tras superar las barreras más grandes - dijeron las palabras -, otro ha colocado una frontera artificial que antes no existía, para impedir a otros hombres el paso. ¿Es el humano frontera de sí mismo? ¿Cómo podría superarse?

Y el sentir se reveló:

- El sentido de posesión humano es quien levanta barreras, defiende fronteras inexistentes creyendo poseer lo que a nadie pertenece, y que perdura en el tiempo cuando la individualidad ha desaparecido y el ser sólo es polvo disuelto en el viento.
El hombre ignora que nada se conquista, que todo espera la voluntad para ser tomado y transformarse. Que no se puede poseer lo inabarcable. Que todos los seres y las cosas se pertenecen, y que el triunfo de su voluntad es la conquista de sí mismo, nada más.
Y en el olvido de estos principios encuentra la vanidad, la cual nutre con posesiones que está obligado a defender.
Entonces todos los de su genero son enemigos, susceptibles de lograr lo mismo que él y que no está dispuesto a compartir.
Y no sólo levanta murallas y alambradas de espinos infranqueables, también una barrera de normas para someter a quien consigue pasar. Normas de comportamiento, de pensamiento, de credo; que entran en conflicto con otras formas de vivir, de ser, de pensar. Normas para protegerse de quien, tal vez, llega buscando protección.

El ser humano nunca dejará de descubrir cosas y espacios nuevos que transformar y donde transformarse, y en la misma medida deberá esforzarse por conquistar la generosidad que en él existe y sin la cual es incapaz de compartir.
La generosidad es la puerta de todas las fronteras. Sin generosidad, un día toda muralla será derribada.





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